Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Santiago Buenaventura   Ago 7, 2023 - 3:24 pm
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El asesinato es uno de los delitos con mayor castigo en Tailandia. El país asiático tiene reputación de ser extremadamente estricto en cuanto a penas por crímenes graves. El homicidio es castigado con una condenada a prisión de entre 15 y 20 años, también, dependiendo los casos, a cadena perpetua o a la pena de muerte, que poco se ha usado en los últimos años.

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De ser hallado culpable de homicidio premeditado y si no es extraditado a su país, el español Daniel Sancho tendría que enfrentarse a uno de estos tres castigos por el asesinato, que ya confesó, del colombiano Edwin Arrieta, con quien viajó la última semana y a quien terminó matando en hechos todavía confusos.

Sancho será procesado judicialmente por el delito de homicidio premeditado tras haber confesado el crimen de Arrieta, un reconocido cirujano plástico en Montería. El tipo de relación que mantendrían ambos todavía no se ha determinado. Según versiones que llegan de Tailandia, el chef, de 29 años, y el colombiano, de 44, mantenían una relación amorosa secreta desde hace un año.

Sin embargo, Sancho negó esa versión en una conversación con la Agencia EFE, a la que le dijo el domingo que era un rehén de Arrieta y que este lo tenía amenazado, lo había obligado a hacer cosas que jamás hubiera hecho, y había destrozado la relación que tenía con su novia.

“Él estaba obsesionado conmigo. Me engañó, me hizo creer que lo que quería era hacer negocios conmigo, meter dinero en la empresa de la que soy socio. Que hiciéramos cosas juntos, que fuéramos a México, Chile, Colombia a abrir un restaurante. Pero era todo mentira. Lo único que quería era a mí, que fuera su novio”, reconoció Sancho.

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Sin embargo, a las autoridades de Tailandia no les convencen las explicaciones que dio el chef español sobre las supuestas razones que lo llevaron a matar  al médico oriundo de Lorica, Córdoba.

Investigadores del caso explicaron que, al parecer, Sancho narró que llevó a Arrieta a su habitación, supuestamente el miércoles 2 de agosto, y que el cirujano quería tener relaciones con él, a lo que el chef se negó. Entonces, en un ataque de ira, lo golpeó, lo que provocó que la víctima cayera al suelo y perdiera el conocimiento después de darse otro golpe en la cabeza con una bañera.

El mismo día que culminaba la reserva en el hotel, el jueves 3 de agosto, Sancho se acercó a la policía para denunciar la desaparición de Arrieta. Los uniformados vieron algunos rasguños y heridas en el cuerpo de Sancho que parecieron sospechosos. A la par de esa denuncia, los recolectores de basura se toparon con restos humanos dentro de una bolsa de basura.

Las autoridades creen que Arrieta fue asesinado el martes 1 de agosto. Ese día, según cámaras de seguridad, habría comprado un cuchillo grande, bolsas de basura y productos de limpieza, además encontraron un kayak cerca a la playa del hotel en el que ocurrió el crimen, que según las propietarias de la canoa le habían entregado a Sancho a las 9 de la noche del martes por 1.000 dólares.

Varios recolectores de basura descubrieron el jueves partes del cuerpo, incluida una pelvis e intestinos recortados que pesaban alrededor de cinco kilos, dentro de un saco de fertilizante en un basurero.

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La policía de Tailandia dice que el español habría estado usando el dinero de Arrieta, quien supuestamente pagó el viaje de ambos al país asiático. Sancho ya tiene abogado, Luis Gerez, quien representa a su familia y dijo que están “preocupados por la situación tan grave” y no entiende qué pudo pasarle por la cabeza.

En todo caso, la pena de muerte, que lleva vigente en Tailandia desde 1997, es una posibilidad que todavía no se puede descartar. El país también es conocido por las duras condiciones de sus cárceles, como hacinamiento y falta de servicios de salud. De hecho, a Sancho le preguntaron si estaba bajo presión de la Policía y dijo que aunque ha sido un momento incómodo, lo han tratado bien.

Una pena capital no sería rara en un caso como este. En 2016, el también español Artur Segarra, fue condenado a la pena de muerte por el asesinato del empresario David Bernat. En su caso solicitó la clemencia del rey Maha Vajiralongkorn, que le conmutó ese castigo. Finalmente, la pena fue cambiada a cadena perpetua.

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