Anton Mzimba fue asesinado a tiros la noche del martes 26 de julio de 2022 en su casa, ubicada a las afueras de Thulamahashe, distrito sudafricano. Tenía 49 años. La Policía reconstruyó los hechos: tres hombres armados ingresaron a su casa a eso de las 19:00 horas, simularon pedir agua fingiendo que su vehículo tenía problemas. Mientras la familia de Mzimba se ocupaba de traer lo pedido, los hombres se acercaron a Mzimba y le dispararon. El delito ha despertado una ola de temor en la comunidad de protectores de la vida silvestre en todo el mundo.

Sucede que Anton Mzimba era uno de los conservadores más reconocidos e importantes de ese país. Era jefe de guardabosques en la Reserva Natural Privada Timbavati, hogar de elefantes, rinocerontes, leones, leopardos y guepardos, y por ende un objetivo de las organizaciones de caza furtiva. Esa reserva lo define en su página web como un hombre que era “excepcionalmente apasionado, valiente y espiritual”. Comenzó su carrera de conservación en 1997, un año después inició su entrenamiento como guardabosques y en 2008 fue ascendido a líder por su dedicación.

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“La creencia perdurable de Anton, algo que compartía con todos los que conocía, era que un guardabosques debe ser visto como un héroe, alguien a quien aspirar a convertirse. Anton vivió sus creencias, nunca vaciló en sus convicciones y, sobre todo, siguió siendo un hombre valiente y honesto”, señala la reserva Timbavati. La Policía dice que aún no hay certeza de que su asesinato tenga que ver con sus acciones de conservación, pero la sola sospecha ha despertado temores del poder que podrían estar adquiriendo las organizaciones de cazadores furtivos.

Anton Mzimba había recibido amenazas relacionadas a su trabajo. “Anton era un líder en la comunidad de guardabosques africanos y su asesinato marca una posible escalada en los extremos a los que los cárteles de tráfico de vida silvestre llegarán para intimidar y desalentar la conservación de rinocerontes, elefantes y todo el patrimonio natural de África”, señaló la Asociación de Guardabosques de África. Esa organización ha registrado que desde 2011 han sido asesinados 295 guardabosques. Solo durante los últimos dos años han matado a 100 de ellos, 95 mientras estaban en servicio. Esto es un récord respecto a años anteriores.

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“Ahora estos sindicatos se sienten cómodos, literalmente, entrando y haciendo golpes al estilo de la mafia” le dijo Andrew Campbell, director ejecutivo de la Asociación de Guardabosques de África, a The New York Times.

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Campbell no duda de que la muerte de Mzimba tiene que ver con su esfuerzo de conservación: tenía un alto perfil en la comunidad de conservación y seguridad de la vida silvestre. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Sudáfrica alberga el 75 % de la población de rinocerontes blancos y negros restantes del mundo. Solo durante el año pasado, 451 fueron asesinados. La policía sudafricana no ha capturado a nadie por el delito contra Mzimba.