“La imagen que da la gran coalición es inaceptable”, admitió la canciller al anunciar su decisión, vinculada a los resultados obtenidos en unos comicios que calificó de “amargos” y que atribuyó “no al trabajo de nuestros amigos en Hesse” sino a los conflictos internos persistentes de su alianza de Gobierno en Berlín.

En sus 18 años al frente del partido y casi 13 como jefa del Gobierno asumió siempre la responsabilidad “sobre lo que sale bien y lo que sale mal“, añadió, para recordar que “no había nacido canciller” y que tras “largas reflexiones” había decidido iniciar la retirada de unos cargos “que siempre quise llevar con dignidad y dejar con dignidad”.

Esa retirada incluye tres decisiones, la primera de las cuales será no optar a su reelección como líder de la CDU en el próximo congreso del partido, en diciembre, tampoco presentará su candidatura para un nuevo mandato, al fin de la presente candidatura, y además dejará su escaño como diputada del Bundestag (Parlamento federal).

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Como posibles sucesores se perfilan ya varios nombres, entre ellos la secretaria general del partido, Annegret Kramp-Karrenbauer, elegida en febrero de 2018 por designación de Merkel, y el actual ministro de Sanidad y representante del ala más derechista de la CDU, Jens Spahn.

La alianza de Gobierno se formó el pasado marzo, tras un trabajoso proceso de negociación y ha estado marcada por la debilidad en que quedaron tanto la CDU/CSU como el SPD en las elecciones generales de 2017.