“Lo más novedoso es que dentro de ese conjunto de 132 niños, hay 10 que al parecer fueron de la élite chimú, que fueron ataviados con tocados de plumas, con vestidos pintados con materiales muy finos”, explicó el arqueólogo peruano.

Prieto, quien dirige al grupo de investigadores responsables de este hallazgo, realiza sus exploraciones en una zona conocida como Pampa La Cruz, ubicada en el distrito costero de Huanchaco, provincia de Trujillo, en la región de La Libertad.

El arqueólogo detalla que el hallazgo de los 132 restos de niños, cuyas edades varían entre los 6 y 14 años, es producto de un trabajo que viene realizando desde 2016 bajo el auspicio de National Geographic.

Sus investigaciones se realizan en torno a la cultura Chimú, civilización que se desarrolló entre los siglos XII y XV, la cual fue conquistada por el imperio Inca alrededor de 1470.

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Según comenta Prieto, el hallazgo revela que la cultura Chimú no sólo sacrificaba a los niños de las clases bajas sino que “los líderes chimús también sacrificaron a sus propios hijos”, como se puede desprender del lujo con el que fueron enterrados algunos de los infantes.

Asimismo, según las épocas en las que se estima que se realizaron los sacrificios, la cultura Chimú hizo uso de sacrificios humanos no sólo para eventos como el fenómeno El Niño, en donde se pedía “clemencia” a la naturaleza, sino para ocasiones cíclicas que aún están pendientes de investigación.

Igual que en Colombia, el fenómeno de El Niño se da durante los meses de verano en Perú, entre enero y marzo, con ciclos e intensidades variables.

De acuerdo con el arqueólogo, los sacrificios infantiles no sólo jugaron un papel importante en los rituales religiosos de los chimús, sino que “alrededor de ellos giraba una industria artesanal”.

“Así como los egipcios desarrollaron una industria de lo fúnebre con la construcción de mausoleos monumentales o sarcófagos; parece que los chimús tenían las mismas intenciones de acompañar sus sacrificios con telas pintadas, artefactos de metal o el comercio de plumas exóticas traídas desde la Amazonía”, detalla el experto.

Según refiere, los entierros descubiertos se habrían realizado incluso en años en los que los chimús ya habían sido conquistados por los incas, con quienes compartían la práctica del sacrificio infantil como un ordenado acto ritual.

“Un niño representa desarrollo, progreso, oportunidad y los niños en la cultura chimú tuvieron ese mismo valor. No solamente fueron carne de cañón porque sus cuerpos han sido debidamente tratados, los han puesto en una posición específica (en los entierros). Esto no sólo se trata del acto de matarlos sino de enterrarlos en un orden muy estructurado”, detalla el arqueólogo.

Este hallazgo del equipo dirigido por Prieto se suma al revelado en abril del año pasado, cuando se hallaron los restos de 137 niños sacrificados en una zona cercana a Pampa La Cruz, y que se considera el hallazgo infantil fúnebre más importante descubierto en América.