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El escritor colombiano Luis Felipe Núñez presentó recientemente en Manizales su novela Querido muerto mío, un texto de ficción que indaga desde lo literario en un hecho sumamente polémico: el asesinato del presidente de Haití ocurrido hace cuatro años, con la participación de militares colombianos. En lugar de centrar la narración solo en la acción o el escándalo, Núñez opta por imaginar las posibles situaciones a partir de un personaje ficticio inserto dentro del grupo comprometido en la operación que culminó en el magnicidio y el secuestro. A partir de allí, el autor escarba en dinámicas poco exploradas dentro de la narrativa sobre la violencia regional, como son los procesos de reclutamiento, la formación desde la disciplina militar y las difíciles realidades posteriores para los soldados, muchos de los cuales terminan retirados, sin pensión ni apoyo estatal, enfrentando la exclusión social y económica.
Ese interés profundo en lo militar y su impacto en el individuo no es casual en la obra de Núñez. Su historia personal está ligada a las fuerzas armadas: su padre y hermano formaron parte de ellas, y su infancia transcurrió entre diferentes batallones del país. Además, su inclinación académica y filosófica —especialmente inspirada por las teorías de Michel Foucault sobre los “cuerpos dóciles”— impulsa una mirada crítica sobre cómo las estructuras militares modelan el destino de sus integrantes y determinan su rol en entornos políticos y sociales marcados por la violencia o la inestabilidad.
La concepción y escritura de la novela ocurrieron en un contexto cargado de simbolismo: Núñez comenzó el manuscrito el mismo día en que la selección colombiana fue eliminada de la Copa América 2021, mientras, en paralelo, otros compatriotas eran noticia por su participación directa en los hechos ocurridos en Haití. El interés de Núñez por la literatura del Caribe, cultivado a través de lecturas en francés e inglés, aporta a la novela una perspectiva intercultural, estableciendo puentes entre Latinoamérica y la región antillana tanto en lo literario como en lo sociopolítico.
La obra se nutre además de una larga tradición literaria que explora los vínculos entre locura y milicia —como los personajes de Sófocles, Filoktetes y Ajax, o Don Quijote— para reflexionar sobre las emociones y la fragilidad humana dentro de entornos militares. Al respecto, Núñez admite que la novela es el resultado de varias obsesiones literarias y referentes, concebida para resonar afectiva y culturalmente con los lectores.




La ficción fundamentada en hechos reales propuesta por Núñez se desmarca del reportaje convencional para permitir una aproximación humanista y profunda a dilemas político-sociales aún vigentes. El asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse en 2021, investigado a fondo por medios internacionales como Reuters y The New York Times, evidenció los intrincados alcances de la participación de mercenarios, incluidos exmilitares colombianos actualmente enfrentando procesos legales en Haití.
Al traducir estos acontecimientos a la ficción, la novela abre nuevos espacios de diálogo y debate sobre la estructura y ética de las fuerzas militares colombianas, sus nexos con temas de política exterior y, sobre todo, los efectos que estas realidades tienen sobre los individuos reclutados. Investigaciones de la Universidad Nacional de Colombia respaldan que la falta de protección tras dejar la vida militar y el reclutamiento en zonas de conflicto son dos de los grandes desafíos que continúan impactando a la sociedad.
Finalmente, Núñez insiste en que la literatura es mucho más que entretenimiento: es una herramienta para reconstruir historias complejas y para poner al alcance de todos —a través de la lectura y la escritura como prácticas democráticas— la comprensión de problemáticas tan actuales como urgentes. Presentar su novela en distintas ciudades del país, incluidas Tumaco y San Andrés, demuestra su compromiso por fortalecer la literatura como espacio de encuentro nacional, reflexión crítica y tejido social.
Así, Querido muerto mío se convierte no solo en una novela de ficción, sino en un aporte al debate sobre la ética castrense y las consecuencias sociales de la violencia, sumando matices significativos al relato convencional periodístico y reafirmando el papel de la literatura como vía de análisis y cuestionamiento en estos tiempos complejos.
¿Qué significa el término “cuerpos dóciles” en el contexto militar? Michel Foucault, filósofo citado por el autor, se refiere a los “cuerpos dóciles” como aquellos que son moldeados por instituciones disciplinarias —como el ejército— para obedecer, adaptarse y ser útiles según los intereses del sistema. En la obra de Núñez, este concepto explica cómo la formación militar busca transformar al individuo en alguien capaz de acatar órdenes incondicionalmente, diluyendo su autonomía y reforzando la jerarquía, lo que tiene profundas implicaciones en la vida posterior de los soldados.
¿Por qué se considera relevante abordar hechos reales a través de la ficción literaria? Utilizar la ficción para tratar acontecimientos históricos o políticos permite explorar dimensiones humanas y emocionales que a menudo se pierden en la cobertura periodística. En el caso de Querido muerto mío, este enfoque no solo contextualiza un hecho globalmente relevante, sino que facilita la comprensión de sus efectos en los protagonistas y en la sociedad, contribuyendo a debates más amplios sobre ética, justicia y memoria colectiva.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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