En entrevista con la Revista Mascotas&Co., el periodista, presentador y abogado Juan Diego Alvira, presentó a su numerosa familia perruna, cuatro lindos peluditos que con sus locuras divierten a los demás miembros del hogar.

“Todo comenzó cuando nos casamos con Ana María, quien es muy amante de las mascotas y de los animales en general. Decidí regalarle un perro, vivíamos en un apartamento más pequeño, fue totalmente planeado y escogido con todo el cuidado. Así llegó nuestra primera mascota “Homero”, un Pug lindísimo pero antipatiquísimo, muy poco sociable.

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Y añade que, “un día mi esposa venía en su carro, estaba lloviendo fuertemente y vio una perrita blanca, un cruce de poodle, cero pedigree. La siguió en el carro y gracias a la ayuda de algunas personas la trajo a la casa, donde descubrimos que estaba embarazada, a pesar de que tratamos de reanimarlos lastimosamente todas sus crías nacieron muertas, tal vez debido al trato que le habrían dado en la calle. Así llego Luna. Tratamos de buscarle hogar, pero al final decidimos que se quedara en la casa, es una perrita súper tierna, aunque ahora se cree con más pedigree que todos.

Luego llegó Bruno, también recogido de la calle, pero ya murió. Al poco tiempo llegó un cartagenero, Pancho, otro Pug, quien llegó a la casa gracias a una jugada de mi esposa quien me dijo que era el regalo de mi suegro por mi cumpleaños, que recién había cumplido. ¡Cómo me negaba a aceptarlo!

El cuarto es Buba, muy lindo, pero es la versión de Bart Simpson con cuatro patas, se sube en todas partes, nos ha costado lidiar con él. Llegó por medio de un amigo, que quiso regalarle uno a María del Mar, mi hija. Me dejé llevar por mi instinto y me decidí por él, me pareció muy lindo.

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En mi casa cada uno de ellos tiene su “apartamentico”, pero Homero, que a sus 12 años se ve muy bien, está muy mal criado por mi esposa, quien siempre me lleva la contraria cuando de los perros se trata. Entonces empezó a dejar que durmiera en nuestra cama, es decir en la cama dormimos… mi esposa, María del Mar, Homero y yo. Los demás si duermen cada uno en su “apartamentico”. Cuando salgo en la mañana, están los tres esperando afuera, pendientes para poder entrar a la habitación.

En la tarde estoy con ellos, soy cariñoso, pero trato de no exagerar, en mi vida siempre he tenido perros, cuando estaba en la universidad también tuve uno. Me encantan y tengo una relación afectuosa y cariñosa con ellos, pero trato de imponerles reglas, por ejemplo, no los dejo subir a la cama, he leído libros y trato de informarme para entenderlos, aplico mis reglas y me obedecen y respetan porque les impongo límites, pero llega mi esposa y automáticamente ellos se desconectan y se vuelven indisciplinados.

Tal vez ellos ven que soy quien les impone disciplina entonces claro… prefieren estar con mi esposa, porque saben que es quien les tolera todo, a acepción de Luna, porque ella siempre está dispuesta a recibir caricias y mimos de quien sea.

De todos mis perros he aprendido algo, por ejemplo, de Homero, he aprendido a entender más a los demás perros, ya que él fue el primero y nos costó más trabajo por los espacios que teníamos en el apartamento, pero poco a poco aprendimos mucho de psicología canina, creo que las mascotas al final de cuentas, como cualquier otro ser, también expresan y dan lo que reciben. Empecé a vivir las responsabilidades de cuidar a alguien más a parte de uno mismo. Ahora que tengo una hija me doy cuenta que tiene cierta similitud este tipo de responsabilidades.

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Con Luna, que fue recogida de la calle, aprendí lo que es el gran sentimiento de gratitud, porque estos perritos recogidos si que agradecen, se ve solo cuando te baten la colita, Luna siempre es la primera que sale a saludarme.

Hago una invitación para que le demos la oportunidad a los animalitos que no tienen hogar, que se encuentran en condición de vulnerabilidad, que están sufriendo malos tratos. Cuando uno decide adoptar lo hace con el deseo de aportar al cuidado de los animales, para que tengan mucho amor y afecto que al final lo recibimos igual de ellos.