Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 25, 2025 - 8:03 pm
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“El Cascanueces” se ha consolidado como uno de los ballets más emblemáticos de la temporada navideña, cautivando a audiencias de diversas partes del mundo con su atmósfera mágica y su relato fantástico. En el corazón de la obra, Clara, una joven que recibe un cascanueces como obsequio en la noche de Navidad, se sumerge en un universo de fantasía que cobra vida tras la medianoche. Esta narrativa ha perdurado a lo largo de los años como símbolo del asombro infantil y la ilusión propia de estas fechas.

Aunque su presencia es casi obligatoria en el repertorio de los grandes teatros durante diciembre, el origen de “El Cascanueces” suele permanecer en segundo plano. Según datos recogidos por National Geographic, la historia de su concepción en la Rusia zarista del siglo XIX se vio marcada por la influencia del teatro y el ballet en la proyección del poder político del régimen imperial. En ese contexto, Piotr Ilich Tchaikovsky fue convocado por el director de teatro Ivan A. Vsevolozhsky junto al coreógrafo Marius Petipa y su asistente Lev Ivanov para crear una obra que, en sus inicios, no cosechó el éxito esperado.

El libreto de este ballet clásico se fundamenta en “Historia de un Cascanueces” de Alejandro Dumas, quien a su vez adaptó el cuento prusiano “El Cascanueces y el Rey de los Ratones” escrito por Ernest T.A. Hoffman. El estreno tuvo lugar el 17 de diciembre de 1892, en el renombrado Teatro Mariinsky de San Petersburgo, pero la crítica de la época, particularmente hacia la coreografía del personaje El Hada de Azúcar, llevó a retirar la obra temporalmente del repertorio, de acuerdo con referencias del Royal Ballet Ópera.

El impacto internacional de “El Cascanueces” surgió en el siglo XX, alcanzando escenarios de ciudades como Budapest y Londres. Su posicionamiento definitivo en la cultura occidental ocurrió tras la inclusión de su música en la película “Fantasía” de Walt Disney (1940) y la versión de George Balanchine en Nueva York (1954), que definió las representaciones modernas de este ballet clásico.

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En cuanto a Colombia, el Instituto Colombiano de Ballet (Incolballet) y la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia lideraron una de las más destacadas puestas en escena de “El Cascanueces” en 2025. El Teatro Mayor Julio Santo Domingo fue el recinto donde se agotaron las cinco funciones programadas, evidenciando el arraigo de la tradición en el público local. La presentación integró al Ballet de Tosín y contó con solistas invitados provenientes del Ballet de la Ópera Estatal de Hungría, enriqueciendo la propuesta artística tanto en danza como en música. La dirección musical estuvo a cargo de Yeruham Scharovsky, acompañado por la dirección artística de José Manuel Ghiso y la coreografía del maestro chileno Jaime Pinto.

Este espectáculo se alista para regresar nuevamente a los escenarios colombianos en diciembre de 2026, continuando así su papel como referente cultural de fin de año. La historia de Clara y el Cascanueces, atravesando el tiempo y diferentes sociedades, sigue inspirando al público bajo la interpretación de destacados artistas, manteniendo viva la esencia festiva y la sofisticación del ballet clásico.

¿Por qué “El Cascanueces” sigue siendo uno de los espectáculos favoritos de la Navidad a nivel mundial?

El continuo atractivo de “El Cascanueces” radica tanto en su música, compuesta por Piotr Ilich Tchaikovsky, como en la universalidad de su historia. El relato de Clara y su viaje por mundos imaginarios conecta con la nostalgia y la esperanza asociadas a la celebración navideña. Además, su representación coreográfica permite la renovación constante, adaptando la obra a diferentes públicos y estilos interpretativos.

La participación de compañías reconocidas y músicos invitados en cada temporada, como es el caso de la producción realizada por Incolballet y la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, contribuye a que la obra mantenga su vigencia y capacidad de convocatoria. Así, cada año se reafirma como un pilar en la cartelera cultural de fin de año, atrayendo a nuevas generaciones y consolidando su relevancia en la tradición escénica.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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