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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Jun 20, 2023 - 9:19 am
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El día en que Iván Villazón decidió pintar en forma de canto una golondrina, ese mismo día se juntaron todos los dioses para darle su bendición. Los mismos que avalaron su trova, cuando en las frías madrugadas bogotanas se lanzaba al estrellato, dando a conocer su bella voz, entre parranda y parranda, dejando atrás una carrera en la cual su padre, Crispín Villazón, tenía centrada todas las esperanzas de la continuidad de una vida al servicio de la comunidad.

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Lo cierto es que el joven Iván, escuchó un día el silbido de Rafael Escalona, amigo querido de su papá, entonando una linda canción y se le metió entre ceja y ceja, que esa tonada tenía que grabarla, y que además ese iba a ser su gran éxito.

Igual sabía que el camino no era fácil, porque ‘Rafa’ no le entregaba sus cantos a cualquiera y menos a un muchacho que apenas despuntaba en el oficio. Sin embargo, el muy avispado, sabía que tenía todo a su favor para lograrlo.

 

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Es que el destino todo lo entrelaza en una madeja que va tejiendo punto por punto, hasta construir mantas de vivencias que luego cubren toda una vida, ¡ay toda una vida!. Y a eso le apostó el muchacho, decidido dar la primera puntada con su madre, ‘Clarita’ Aponte.

Un día resolvió que era el momento; le dijo lo que quería, le explicó, le repitió, prácticamente se la montó para que fueran donde ‘Rafa’ Escalona, y le pidieran que lo dejara grabar la canción bonita, esa que había sacado, ‘El arco iris’. “Cosa pa´ bella, mamá”. Iván sabía del gran aprecio de Escalona por su madre, y estaba seguro de que con lo buen amigo que era ‘Rafa’, no le iba a decir que no a su progenitora.

Razón tenía en su pensar, porque Escalona, además de querer a sus padres, guardaba una deuda de gratitud con su abuelo materno, Pedro Nel Aponte, en cuya casa en Urumita vivió junto a ‘La Maye’ un buen tiempo.

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Igual, Iván no se la puso fácil a esa hermosa y noble dama que era su mamá. Pero ¿qué no hace una madre por un hijo?. Eso quedó demostrado cuando ella se atrevió a informarle  a ‘Rafa’ las pretensiones del muchacho, esperando cualquier respuesta negativa matizada con cariño.

 ¡Oh, sorpresa! Rafa, dijo: con mucho gusto ‘Clarita’, para un hijo tuyo y de mi compadre Crispín todo. Que la grabe y demuestre lo que sabe.

“¡Ay, Dios mío! Ese muchacho terco, atreverse a tanto, nada menos que salir con una canción nueva de Escalona;  así, sin más”. Pensaba Clara Aponte. Y lo hizo, en su primer álbum que lleva el mismo título de la canción, junto al sanjuanero Alfredo ´Fello´ Gámez. De su boca salió la oda más hermosa cuando gritó a todo pulmón: píntame una golondrina y te diré si eres un buen pintor/debe de llevá en el pico una espina y en los ojos un dolor” .

Ese enjambre de errantes golondrinas voló alto, voló lejos por toda la geografía nacional, en la bella voz de Villazón.  Todas esas golondrinas cruzaron fronteras; luego se coronaron de gloria y Escalona supo desde el primer instante que las vio volar, que no se había equivocado al entregarle su canción consentida al nieto de Pedro Nel.

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Por eso, afirmó, sin duda alguna, que la carrera musical de Villazón inició con paso firme, ligada desde sus inicios al gran cantante Rafael Escalona; acrecentando ese cariño, gratitud y admiración, que ‘Vancho’ como le dicen sus amigos, sintió siempre y sigue sintiendo por el maestro.

De ahí para allá, el hijo del viejo Crespo se convirtió en el consentido de ‘Rafa’ Escalona, y podía disponer a su antojo de la canción que le apetecía del poeta de Patillal.

Desde entonces, se escucharon esos cantos bellos de Escalona en la voz de Villazón, y siguieron viajando como el bostezo de boca en boca, hasta llegar a la madre patria, incluyendo un sobrio saludo a los Reyes de España; su majestad Juan Carlos y Sofía; en la voz del maestro, en la canción Paloma San Basilio.

Si la gratitud era la constante en la vida de Escalona, Villazón no se queda atrás.  ‘El Tenor’ no olvida ese bello gesto del juglar con él. Siempre lo tiene presente en sus grabaciones, siempre le rinde culto a su memoria en cualquier ocasión y cuando nosotros sus hijos lo llamamos para que interprete a Escalona en sus aniversarios; Iván Villazón dice presente.

Para Villazón, Escalona nunca se fue. Para él, el hijo de Patillal vive perenne en la inmortalidad del alma, junto a esas golondrinas que a veces llegan luego de una llovizna para que el sol las mire.

-Y después? Pregunto.

-Villazón responde: Mágico. Desaparecen en el aire, como los arcos iris.

POR: TARYN ESCALONA /ESPECIAL PARA EL PILÓN.

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