En los últimos años, los influencers han revolucionado la industria del marketing tradicional. No son solo personas con muchos seguidores a través de sus redes sociales, entre las que se destacan YouTube y Tik Tok. A los ojos de las marcas, son canales de marketing efectivos para llegar a su público objetivo. Desde una perspectiva empresarial, estos creadores de contenido son emprendedores que han construido sus negocios en torno a sus seguidores.
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La forma en que trabajan estos influenciadores no es complicada. En primer lugar, eligen un nicho y una plataforma donde desarrollan contenido que atrape a sus seguidores. Una vez que tienen una buena tasa de seguidores y participación, buscan marcas que estén interesadas en comercializar con su público. Estas empiezan a sumar y pagar al influencer para que cree contenido patrocinado o promocione su producto o servicio.
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Si bien las marcas constituyen la principal fuente de ingresos para la mayoría de los influencers, hay más de una forma en que estos ganan dinero. Una de las más comunes es el reparto de ingresos publicitarios generados por el uso de canales con publicidad como YouTube y Facebook. Las plataformas cobran del 45% (Facebook) al 55% (YouTube) de los ingresos publicitarios generados por el dueño de la cuenta. En esta modalidad no se requiere mucho esfuerzo adicional de su parte y obtienen un ingreso regular de ello.
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La comercialización del afiliado o el marketing de afiliación, también es un modelo basado en comisiones en el que el influencer recibe una comisión por cada venta o cliente potencial que genera para la marca asociada. Si alguien hace clic en el enlace y realiza una compra, se recibe dinero por la venta. Esta es una forma popular para que las personas influyentes tengan ingresos, ya que pueden vender la oferta de una manera única.
Los ingresos por suscripción son la segunda modalidad más popular en el mundo de los creadores de contenido. Con una tendencia creciente de plataformas como Patreon, etc. e Instagram que agrega la función de suscripción del creador, algunas personas influyentes ahora pueden obtener ingresos considerables a través de suscripciones.
En este modelo, el influencer crea contenido exclusivo para sus suscriptores y les cobra una tarifa mensual para acceder a él. Esta es una forma popular para que los influencers ganen dinero, ya que no requiere que trabajen con marcas y obtienen un ingreso mensual constante.
Yéferson Cossio
Muchas de las personas que consumen contenidos digitales saben actualmente quién es Yéferson Cossio. El joven antioqueño se encuentra investigado por la Dijin desde mayo. Esta investigación busca establecer si este ha tenido algún comportamiento ilegal que explique sus finanzas personales, gastos y las propiedades que posee, ya hay sospechas sobre el origen de sus ingresos.
El creador de contenido ha revelado en varias ocasiones a través de sus redes sociales lo que puede llegar a ganar en estas plataformas digitales. Según contó en 2022, 750 mil dólares era su sueldo mensual, lo que equivale casi a 3.200 millones de pesos. Luego, confesó que en el mejor mes había logrado 1.4 millones de dólares solamente en Facebook.
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Cossio cobra por cada historia en Instagram, alrededor de ocho millones de pesos; un carrete de 15 segundos, 14 millones de pesos; y, un reel, 50 millones de pesos. Incluso ha manifestado que ha considerado salir de Colombia por la gran cantidad de impuestos que tiene que pagar a la DIAN por declaración de renta anual.
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Epa Colombia
Yeferson Cossio no es el único influenciador involucrado en alguna investigación por parte de la Dijin, pues en esta lista también se encuentra Daneidi Barrera Rojas, más conocida como Epa Colombia, quien también ha estado en el ojo del huracán por presuntos actos irregulares en su empresa de keratinas. Al momento de registrar su línea ‘Keratinas Center ‘Epa Colombia’ y ‘Productos Epa Colombia’ ante la Cámara de Comercio de Bogotá, cada una fue registrada con un capital de 150 millones. Un año después el capital de sus empresas superaba los 23 mil millones de pesos.
Cabe destacar que su excontadora encontró irregularidades en las cuentas de una de sus empresas.
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