El presidente de Colombia, Gustavo Petro, y la cabeza del régimen venezolano, Nicolás Maduro, reactivaron este jueves un acuerdo comercial suscrito por ambos países en 2011, congelado desde hace 4 años por la ruptura de las relaciones bilaterales.

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Maduro, que por primera vez visitó la frontera con Colombia como presidente, fue el primero en llegar al recién inaugurado puente internacional Atanasio Girardot, que comunica el estado de Táchira (Venezuela) con el departamento de Norte de Santander (Colombia), en compañía de su esposa, Cilia Flores, de la vicepresidenta Delcy Rodríguez y del embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, entre otros funcionarios.

El hoy mandatario venezolano había visitado la frontera con Colombia en 2010, siendo canciller del entonces presidente Hugo Chávez, para una reunión con su homóloga de la época, María Ángela Holguín.

Aunque Petro y Maduro ya se habían reunido en dos ocasiones, ambas fueron en Caracas y la de este jueves fue el primer encuentro de ambos en una frontera que estuvo cerrada siete años por las diferencias entre los dos gobiernos, que hace solo seis meses restablecieron las relaciones rotas en febrero de 2019.

En el puente Atanasio Girardot, conocido coloquialmente como Tienditas, Maduro llegó hasta la alcabala, recorrió su infraestructura, saludó a los funcionarios de turno y se acercó a la prensa que lo aguardaba en un costado de las oficinas de control fronterizo mientras esperaba a Petro.

“Nuestras relaciones vienen tomando una nueva dinámica de diálogos políticos, diplomáticos […], una nueva dinámica económica, comercial, poblacional”, aseguró Maduro en su discurso, tras recordar el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Colombia, un paso que fue posible por la llegada de Petro al poder, el pasado 7 de agosto.

El mandatario colombiano, por su parte, abogó por “quitar barreras” al comercio fronterizo y profundizar las relaciones para que “la gente pueda vivir sin temor”, después de firmar el acuerdo comercial con Maduro.

El acuerdo fue suscrito en una tarima levantada en la mitad del puente Atanasio Girardot donde una línea blanca trazada sobre el tapete verde, a semejanza de un campo de fútbol, marcaba el límite entre Colombia y Venezuela.

Petro y Maduro sentados, uno en cada país y flanqueados por las banderas, pronunciaron sus discursos con una pintura ecuestre del Libertador Simón Bolívar como fondo.

Mayor intercambio

El objetivo del acuerdo es alcanzar este año la meta de 1.800 millones de dólares en operaciones comerciales, un resultado que, de concretarse, multiplicará por ocho los 222 millones de dólares de 2020, el peor año de la relación bilateral, pero todavía muy por debajo del récord de 7.000 millones de dólares alcanzado en 2008.

“Se espera que en 2023 el comercio continúe con su tendencia de crecimiento, alcanzando un comercio total [de] entre 1.700 a 1.800 millones de dólares”, dice la declaración conjunta del encuentro.

Con este acuerdo, ambos gobiernos buscan “impulsar la integración para consolidar el desarrollo” a través de acuerdos “en materia de acceso a mercados y origen para bienes”, señala el escrito que habla también de “impulsar la complementariedad del comercio de bienes a través de la diversificación productiva”.

El documento es una actualización del Acuerdo Comercial vigente desde 2012, y que había sido suscrito el 28 de noviembre de 2011 por los entonces presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez.

“Firmamos un acuerdo para llenar los puentes de comercio, hemos quitado las barreras. Aún hay mucho por hacer porque no se trata de que se llenen de comercio, sino que se llenen de pueblo que puedan pasar y venir sin miedo”, dijo Petro.

Maduro, por su parte, señaló que la Venezuela de 2011 es muy distinta a la de ahora. “La Venezuela del 2011 tenían ingresos petroleros netos de 56.000 millones de dólares, una chequera petrolera para sacar y comprar lo que hubiera que comprar en el mundo. Importábamos el 80 % de todo, zapatos, camisas, automóviles, cebollas, papas, carne, lo que fuera”.

También aprovechó la ocasión para proponer a Petro la creación de una zona comercial binacional de desarrollo compartido entre Norte de Santander y Táchira con el fin de aprovechar mejor el potencial de esa región que empieza a resurgir después de años de parálisis por diferencias políticas.