Los impuestos saludables propuestos en la reforma tributaria del presidente Gustavo Petro se convirtieron en los más cuestionados de la reforma. La propuesta dividió las opiniones de los analistas, ya que mientras algunos creen que se afectarán las familias más necesitadas, otros insisten en que se convierte en un avance en la salud pública.

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Carlos Cardona, profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Manizales, reconoce que el impuesto es positivo en la medida en que cuenta con buenos antecedentes en el mundo, debido a que se corrigen actividades que perjudican el bienestar de los ciudadanos, como es el caso del consumo excesivo de alimentos y bebidas que son nocivas para la salud.

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La otra cara de la moneda es que la medida sí terminaría por afectar a la población de menores ingresos, esto sumado a la inflación, limitaría aún más el consumo de alimentos de las familias más necesitadas.

LA PATRIA recorrió las calles de Manizales y les preguntó a diferentes personas sobre la medida que propone el Gobierno en la reforma fiscal.

Juan Pablo Portilla, estudiante de odontología: “No estoy de acuerdo, eso debería ser una decisión personal, cada quien mira si quiere cuidar su salud o no. Es como las drogas que las quieren legalizar, creo que debe ser una decisión propia si tomarlas o no. Cada ocho días tomo gaseosas”.

Iván Arias, profesor de ingeniería: “Sí deben gravarse, como lo hicieron con el alcohol y los cigarrillos. Está comprobado científicamente que el azúcar en grandes cantidades es dañina para la salud, como la gaseosa, un 30 % es azúcar. Yo suprimí las gaseosas de mi dieta”.

Juan Camilo Hidalgo, estudiante de odontología: “Yo creo que es bueno porque puede ayudar mucho a las futuras generaciones. Yo creo que reducir el consumo de azúcar ayuda a controlar las caries en los niños y a largo plazo generará un buen impacto en la salud”.

Diego Andrés Hincapié, residente de ortodoncia: “Es posible pagar esos impuestos para mejorar a largo plazo la salud y ayudar a la economía del país. A corto plazo no se verá el impacto, pero a largo plazo si se notará el cambio. Yo consumo muy de vez en cuando gaseosas y paquetes”.

Gustavo Castaño, comerciante: “Por una parte es bueno porque las personas que sufren de azúcar, como yo, se verán beneficiadas, pero por otro lado hoy todo es muy costoso y a algunas las afectará más. Es bueno porque se ayudaría a combatir la diabetes.

Stéfanny Martínez, asesora de ventas: “Me parece innecesario ponerle impuestos a algo que no es bueno para salud, tendrían que gravar cosas más dañinas, como el alcohol. No creo que la gente los deje de consumir, se necesitan otras campañas”.

Óscar Urbano, asesor de crédito: “Puede ser algo muy bueno porque son alimentos que afectan la salud, si la gente quiere seguir dañando su salud, entonces que paguen más. Además contribuye a que consumamos más frutas y llevemos una vida más sana”.

Marcela Gómez, vendedora: “No me veo afectada, pero sí creo que puede llegar a afectar el empleo de esas industrias. Además no es mucho lo que subirán y los colombianos ya estamos acostumbrados a que todo suba, pero puede afectar a la gente más humilde”.

Diana María Echeverri, ama de casa: “Es muy bueno porque es para mejorar la salud de las personas, pero también es muy malo porque la canasta familiar aumentó mucho de precio, entonces ya sería muy duro para la gente. Consumo poco gaseosas, pero sí embutidos”

Gerardo Molina, vendedor ambulante: “Es bueno porque son productos que hacen daño. No me disgusta eso, en cuanto al tema de salud me parece que contribuirá porque esas bebidas tienen mucha azúcar que terminan causándole daño a todos”.

Carlos Cruz, comunicador social: “Se están alineando a las políticas tributarias de otros países, donde estás bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados tienen una carga tributaria diferente. Es tratar de nivelar por medio del costo alimentos que salen caros para la salud”.

Afectación a la salud de bebidas azucaradas

Ana María Castaño, nutricionista de Asociación Colombiana de Dietistas y Nutricionistas (Acodin), explicó que los impuestos saludables son un primer paso para el cuidado de la salud pública. Sin embargo, es necesario un trabajo articulado con los profesionales de la salud, la educación, los medios de comunicación, y las industrias productoras de los alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, para hacer campañas encaminadas a crear conciencia en la población sobre los efectos que traen esos productos a la salud.

* Las bebidas azucaradas: Ocasionan obesidad, hipertensión y diabetes, estos productos son adictivos, por eso es importante tomar acciones para sensibilizar.

* Alimentos ultraprocesados: tienen grasas, aditivos, conservantes, sodio, que aumentan los triglicéridos y traen problemas cardiovasculares.

El 56,6 % de los caldenses mayores de 2 años consumen bebidas azucaradas, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística. La región está seis puestos por debajo del promedio nacional, que es de 61,5%.

Dudas sobre impuestos saludables

En una reunión con empresarios la semana pasada, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, sostuvo que está estudiando la posibilidad de eliminar el artículo que le pondría impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos procesados. Agregó que aceptarán propuestas que sustituyan esos recaudos.

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2,11 billones de pesos es la cifra que espera el Gobierno Petro recaudar con los impuestos saludables en 2023. 1,09 billones con los productos ultraprocesados y 1,02 billones por las bebidas azucaradas.

Los ajustes pretenden que las bebidas azucaradas se graven según el azúcar que contengan. Por ejemplo, las bebidas que cuenten con menos de 4 gramos de azúcar en 100 mililitros no pagarán nada, las que tengan de 4 gramos a 7 gramos de azúcar cancelarán $ 18 por cada 100 mililitros, y las que superen esa cantidad tendrán que cumplir con una tarifa de $ 35 por cada 100 mililitros. Esto aplicará para bebidas a base de fruta, zumos, mezclas en polvo, energizantes, saborizadas, gaseosas y maltas, entre otras.

El documento propone un impuestos del 10 % sobre el valor de los alimentos ultra procesados que contengan alto concentraciones de azúcar y edulcorantes, como embutidos y productos similares a la carne, papas fritas, patacones, chicharrones, snacks, productos empaquetados, galletas dulces, barquillos, obleas, bizcochos, merengues, helados, chocorramos, entre otros productos.