BBC Mundo habló con tres afortunados que obtuvieron el premio mayor de la lotería. Los entrevistados coincidieron en que, si bien en un principio pensaron en una vida lujosa, con el tiempo se dieron cuenta de que esto no los hacía totalmente felices.

Brad Duke vive en Idaho (EE. UU.), uno de los estados menos poblados de ese país, y es muy conocido por ser uno de los mayores ganadores de lotería del mundo. Él le contó al medio mencionado que, aún con la fortuna obtenida, continuó trabajando en el gimnasio donde estaba empleado, pero sin cobrar su salario, pues sentía agradecimiento con el lugar que lo acogió laboralmente.

Lo más extravagante que hizo con su dinero fue comprarse una casa de estilo toscano, con muebles de lujo, decoraciones antiguas, cuadros y una enorme fuente al frente. El resto lo invirtió en su propia cadena de gimnasios y creó una fundación con fines caritativos.

Su objetivo es multiplicar su fortuna para ayudar a su comunidad.

El otro entrevistado fue Kwame Fosuhene, que vivía en uno de los barrios marginales de Ghana y se ganó un premio de 220.000 dólares. El hombre contó a BBC Mundo que aprovechó este ‘golpe de suerte’ para cumplir su sueño de ser músico.

Además, Fosuhene dirige una película llamada “Génesis de Ashantis” y tiene la mira puesta en Hollywood.

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La tercera y última es Rachel Lapierre, una exreina de belleza de Quebec que se ganó un poco más de 800 dólares y decidió destinar el premio a una organización caritativa que creó, llamado ‘Le Book Humanitaire’, que utiliza las redes sociales para conectar a personas necesitadas con personas que pueden ayudarlas.

A diferencia de los anteriores entrevistados, ella sí disfrutó de una vida de lujos cuando fue reina pero se cansó de eso.

“Creo que la felicidad viene desde el corazón. Es lindo tener una casa nueva, un auto nuevo, o lo que fuese. Pero no los necesitas para ser feliz. Cuando realizas una buena acción te llena el corazón, el alma, te hace sentir tan bien”, dijo la mujer a la BBC Mundo.