Por: CENET

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 22, 2025 - 5:55 pm
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En julio de 2025, el gasto de los hogares colombianos reportó un notable crecimiento, alcanzando la cifra de $112,6 billones, lo que representa un incremento nominal del 10,82% respecto al mismo periodo del año anterior. Así lo señala el más reciente informe de Gastometría de Raddar, que destaca un alza real del 5,63% tras la caída observada el año pasado. Este repunte en el consumo ha sido explicado, en parte, por la mayor liquidez en el mercado generada por el pago de primas a finales de junio, promoviendo así el dinamismo de las compras familiares.

Un elemento clave que contribuyó a este auge en el gasto fue la colocación crediticia, la cual experimentó un crecimiento del 35% anual, con especial protagonismo del crédito de consumo, que subió un 42,7%. Este fenómeno, analizado en el último Reporte de Crédito al Consumidor del Banco de la República de Colombia, recalca la importancia de los préstamos para adquirir bienes durables como electrodomésticos y muebles. Sin embargo, también pone sobre la mesa la preocupación acerca de la expansión del endeudamiento y los posibles riesgos que esto implica ante eventuales fluctuaciones económicas.

De acuerdo con el análisis, los hogares de mayores ingresos fueron los que más aumentaron su gasto, con un crecimiento superior al 7%. Aun así, el peso principal recae en los estratos medio y bajo, que, aunque con tasas de incremento similares entre ellos, representaron cerca del 80% del gasto total nacional. Este dato es un indicio de cierta democratización del consumo, aunque también recalca la diferencia en la capacidad adquisitiva y la brecha social, situación que ha sido subrayada por expertos en políticas sociales consultados por El Espectador.

Al examinar las categorías de consumo, moda y entretenimiento presentaron las mayores tasas de crecimiento, seguidas por vivienda, educación y electrodomésticos. Según el análisis sectorial de la Cámara de Comercio de Bogotá, estas áreas no solo están relacionadas con satisfacer necesidades básicas, sino que también reflejan inversiones en calidad de vida y oportunidades de movilidad social, mostrando señales de una economía que se orienta hacia el bienestar integral de la población.

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No obstante, el gasto per cápita marcó solo un 3% de aumento frente a julio de 2019, en contraste con el aumento global del 11%. Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), este comportamiento se atribuye a cambios estructurales derivados, entre otros factores, por el surgimiento de nuevos hogares y la llegada de migrantes venezolanos, fenómenos que diversifican la demanda y fragmentan el mercado consumidor colombiano.

El entorno inflacionario es otro elemento determinante, con un repunte al 4,90% en julio tras dos meses de desaceleración, según informó el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Este aumento se asocia principalmente con los precios de alimentos perecederos y servicios, además de reformas al salario mínimo y ajustes laborales que repercuten directamente en el gasto familiar.

En cuanto al origen de los recursos, el 72,6% del gasto de los hogares proviene de salarios y rentas, mientras que el crédito de consumo explica el 23,5% y las remesas apenas el 3,9%. El servicio de la deuda disminuyó a 13,12% de los ingresos, cifra inferior a la de 2023, aunque especialistas de la Federación Colombiana de Ahorro y Crédito advierten sobre la necesidad de monitorear el endeudamiento a fin de prevenir vulnerabilidades futuras.

El panorama descrito plantea retos sobre la sostenibilidad del crecimiento del consumo: aunque hay señales de reactivación y mejora en calidad de vida, la dependencia del crédito y la desigual distribución del gasto presionan por políticas más inclusivas y prudentes que fortalezcan la resiliencia social y económica del país, como lo sugiere el Banco Mundial en sus análisis sobre crecimiento inclusivo.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué efectos puede tener un alto crecimiento del crédito de consumo en la economía colombiana?

El crecimiento fuerte del crédito de consumo permite que más familias accedan a bienes y servicios, dinamizando sectores productivos como la tecnología, el hogar y el entretenimiento. Sin embargo, un aumento brusco en el endeudamiento puede traducirse en riesgos para la estabilidad financiera de los hogares, sobre todo si la economía enfrenta choques adversos como aumentos inesperados en las tasas de interés o el desempleo. Expertos del Banco de la República advierten que la gestión responsable del crédito es esencial para evitar crisis de sobreendeudamiento que, en grandes magnitudes, pueden afectar el sistema financiero y la economía en general.

Adicionalmente, el endeudamiento elevado limita la capacidad de consumo futuro y puede restringir las posibilidades de ahorro y de inversión en educación, salud o emprendimiento familiar. Por ello, es fundamental combinar políticas de acceso al crédito con programas de educación financiera que refuercen la toma de decisiones responsables y reduzcan la vulnerabilidad de los hogares frente a cambios inesperados en el entorno económico.

¿Cómo impacta la llegada de migrantes venezolanos en el consumo y la economía de los hogares en Colombia?

La migración venezolana, ampliamente documentada por organismos como ACNUR, ha tenido efectos importantes sobre el mercado de consumo en Colombia. La presencia de nuevos hogares aumenta la demanda de bienes y servicios, lo que puede dinamizar la economía local, generar nuevos empleos y fortalecer sectores como la vivienda, la alimentación y el transporte. Sin embargo, este fenómeno también plantea desafíos en cuanto a la integración social y la presión sobre infraestructuras básicas y servicios públicos.

Para los hogares receptores y para el conjunto de la economía, la llegada de migrantes implica una mayor fragmentación del mercado, dando lugar a nuevas oportunidades pero también a la necesidad de respuestas coordinadas por parte de las autoridades. Resta asegurar que esta diversificación beneficie tanto a los nuevos integrantes como a la población local, evitando tensiones y maximizando los aportes positivos que la migración puede generar en términos de diversidad, innovación y crecimiento económico.

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