Más de tres millones de ramos de flores que serán comercializados en Estados Unidos en la celebración del Día de la Madre fueron cortados y empacados en Colombia por cerca de un centenar de personas con algún grado de discapacidad, migrantes y minorías en una planta en la que se respira diversidad e inclusión.

En La Ceja, Antioquia, donde están ubicadas el 33 % de las hectáreas de producción de flores en Colombia, brotan oportunidades laborales para jóvenes y adultos que por su condición han sido marginados y excluidos por la sociedad.

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Desde 2017, Flores Isabelita, una empresa colombiana dedicada a la producción y comercialización de bouquets de flores con destino al mercado de Estados Unidos, inició un programa de inclusión que rompió estigmas sociales y la discriminación en el trabajo.

“Le apostamos a la diversidad hasta que la inclusión deje de ser inclusión porque todos somos diversos”, expresó el gerente de la compañía, Juan Carlos Osorno.

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A esta planta de manufactura de bouquets, que recibe flores de fincas regionales de Antioquia y de la sabana de Bogotá, no solo llena de color el desfile de los 30 tipos de flor que maneja, en más de 300 variedades, sino la filosofía que palpable en cada rincón y en los mensajes que lucen los trabajadores en sus uniformes con frases como “las diferencias nos enriquecen y el respeto nos une”.

Luego de un proceso de selección, hace cuatros años se unieron a la empresa 27 trabajadores con falta, disminución o pérdida de la capacidad de audición en una especie de piloto que por su éxito ratificó que “todos merecen una oportunidad de crecimiento, y no solo a nivel laboral sino personal”, dijo a EFE la directora de gestión humana de Flores Isabelita, Karen Sarmiento.

Detalló que paulatinamente se fueron uniendo personas con discapacidad cognitiva, migrantes, miembros de la comunidad LGTBIQ+, afrodescendientes, madres cabeza de hogar y víctimas del conflicto, por lo que tuvieron que realizar ajustes en cada uno de los procesos, en la infraestructura y en los modelos de comunicación y de liderazgo, además de apoyarse en profesionales como fisioterapeutas, pedagogos y especialistas en educación especial.

En esta bouquetera colombiana, que para la temporada de día de madres, su pico de productividad más alto, cuenta con 1.100 empleados en dos sedes, el 37 % de sus colaboradores hace parte de las líneas de inclusión, que empezaron a funcionar con “bastante temor” por el tema de productividad y adaptación, pero terminaron “sorprendiendo gratamente” con sus resultados y nivel de compromiso.

“A Estados Unidos no enviamos cualquier ramo. Tiene un valor agregado, tiene inclusión, tiene diversidad, tiene amor, y eso hace diferentes nuestros bouquets”, comentó Sarmiento.