Por eso, la multinacional Cerrejón, que opera en La Guajira una de las minas de carbón a cielo abierto más grandes del mundo, anunció que luego de la puesta en marcha de diferentes medidas como un programa de retiro voluntario para sus trabajadores, ahora ve “necesario ajustar la estructura al número de personas requerido para la operación actual”.

Ha sido una decisión difícil, pero enfrentamos un momento muy retador y complicado en el que debemos entender que, si la compañía no opera, perdemos todos”, informó Cerrejón en un comunicado, sin precisar con exactitud en que consistirá el ajuste en su número de trabajadores.

La multinacional recordó que desde comienzos de 2019 está sufriendo el impacto de la reducción de la demanda internacional y la caída de los precios del carbón. Esta situación la llevó a “iniciar la implementación de un plan de transformación que, de manera responsable, asegure la sostenibilidad de la compañía”.

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De esta manera, Cerrejón se suma a Prodeco, otra importante multinacional que el pasado lunes anunció su cierre y el despido de 100 trabajadores.

El año pasado, la situación para Cerrejón siguió siendo “desafiante”, asegura la empresa en su comunicado. “Durante la pandemia por el COVID19, se pararon las operaciones durante 42 días para implementar las medidas de seguridad necesarias para reducir el riesgo de contagio”.

Pero eso no fue todo. También sostiene que se ha visto afectada por la huelga de 91 días que detuvo completamente las actividades, incluyendo la exportación de carbón.

“Además, los bloqueos a la línea férrea se han convertido en un modo de presión habitual para intervenir en temas que nada tienen que ver con Cerrejón”, lamenta la compañía en otro de los apartes de su boletín. “En 2020, en días acumulados, tuvimos más de 32 días de bloqueo, de los cuales, un solo evento fue de 20 días”.

Y en lo que va del año 2021, Cerrejón lamenta que en menos de dos meses ya han tenido bloqueada la vía del tren durante 12 días “por una sola protesta que nada tenía que ver con nosotros”.

“Son hechos que no solo tienen un impacto en nuestros costos, sino que también dañan la reputación de la compañía y Colombia como proveedores estables y hace que los clientes internacionales busquen carbón en otros países”, advierte la compañía.