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Escrito por:  Julian Bermúdez
Editor     Jul 31, 2025 - 8:42 am

Así lo expresó la gerente general del centro comercial caleño, Bibiana Barakat, quien explicó que harán una inversión de 380.000 millones de pesos, con los que esperan ampliar la infraestructura del centro comercial con 70.000 metros cuadrados más, convirtiéndolo en uno de los más grandes del país.

“Estamos proyectándonos, para 2030, con aproximadamente unos 25.000 metros de GLA (área bruta alquilable, por sus siglas en inglés) más”, aseguró en una entrevista con La República, en la que mencionó que la construcción comenzará en 2027.

Actualmente están en la estructuración del proyecto, pues los resultados recientes son buenos y esperan que para el 2025 se mantenga la tendencia. “Para 2025, el crecimiento debería ser de 15 %. Esperamos tener ingresos de hasta 53.000 millones de pesos por la explotación de espacios en el centro comercial“, expresó.

Pero esa no es la única apuesta que tienen desde el centro comercial Chipichape. Según dijo Barakat, “un plan quinquenal de inversión que es aprobado por la Asamblea General. Hay proyectos de todos los nivel: desde apps, mantenimiento, reformas (…) hasta proyectos un poco más grande que como el tema de la expansión”.

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Nos enfocamos en una mezcla comercial supremamente potente, donde la demanda hoy del consumidor, que es tan sofisticado, quede suplida con toda la oferta de bienes, servicios, restaurantes, entretenimiento y ocio”, dijo.

La intención de esta expansión es que el centro comercial amplíe las categorías más relevantes, como gastronomía, entretenimiento y ‘fast fashion’, una apuesta que cada vez se toma más los centros comerciales del país. De hecho, en Chipichape, expresó Barakat, han llegado 43 marcas nuevas en el último año y se han creado locales nuevos.

Cuál es la historia del centro comercial Chipichape

Los terrenos sobre los que se construyó Chipichape originalmente hacían parte de una hacienda rural dedicada al cultivo de caña y pastos. Esta zona, cercana a la reconocida hacienda La Flora, fue donada en 1930 por el industrial caleño Jorge Garcés Borrero. Su objetivo era promover el desarrollo ferroviario del país, y por eso cedió 17 hectáreas al Estado colombiano para la construcción de los talleres del Ferrocarril del Pacífico.

(Vea también: Las dos caras de los centros comerciales en Colombia: podría haber cambio para los domingos)

La construcción de estos talleres tuvo lugar entre 1931 y 1934. Se trataba de una infraestructura clave para el mantenimiento de locomotoras de vapor, que incluía galpones con fosos para reparación, depósitos de carbón, torres de agua y múltiples vías férreas internas. La zona adquirió el nombre de “Chipichape”, término que algunos asocian con la onomatopeya del sonido de los martillos golpeando metal (“chipi-chape”), mientras que otros lo relacionan con un vocablo local que aludía a golpes o incluso a una antigua hacienda del mismo nombre.

Durante más de medio siglo, los talleres de Chipichape jugaron un papel fundamental en la operación ferroviaria del suroccidente colombiano. Sin embargo, con la llegada de las locomotoras diésel, la infraestructura quedó obsoleta. A medida que el sistema ferroviario nacional entraba en crisis, los talleres fueron perdiendo relevancia hasta que finalmente cerraron sus puertas en febrero de 1995.

Pero el cierre no significó el abandono del lugar. En ese mismo año, un grupo de inversionistas locales —uno murió hace un par de años— vio en los galpones industriales una oportunidad de reconversión. Aprovechando la estructura arquitectónica existente, decidieron conservar buena parte del diseño original, incluyendo las vías férreas —que hoy funcionan como pasillos— y elementos como la torre de agua, visible aún en la fachada principal. De esta manera, en noviembre de 1995 nació el Centro Comercial Chipichape.

Desde su apertura, Chipichape causó un gran impacto en la ciudad. En sus primeros meses ya contaba con más de 150 locales comerciales y en 1996 alcanzó los 250. Su diseño industrial, combinado con un enfoque moderno y culturalmente caleño, lo hizo destacar entre los centros comerciales del país. En lugar de borrar el pasado, los desarrolladores lo integraron como parte de la experiencia del visitante, dándole al lugar un carácter único.

Con el tiempo, Chipichape no solo consolidó su posición como espacio comercial, sino que se expandió hacia nuevos horizontes. Aunque el presente del centro comercial incluye hoteles, salas de cine, restaurantes y tiendas de marcas internacionales, su historia sigue siendo su mayor riqueza. Lo que una vez fue un taller de locomotoras hoy es símbolo de transformación urbana, memoria industrial y visión empresarial.

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