Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 4, 2025 - 6:37 am
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El café en el departamento del Cesar ha dejado de ser solo un producto agrícola para convertirse en símbolo de esperanza y transformación social. De acuerdo con el Centro de Estudios Socioeconómicos (Cesore), en 2024 la caficultura generó cerca de 430 mil millones de pesos en ingresos y proporcionó empleo para unas 25.000 personas en las 20.000 hectáreas cultivadas que se distribuyen en 19 municipios. Este significativo aporte económico posiciona al café como el segundo cultivo en extensión dentro del departamento, en una región que históricamente ha dependido de la minería, especialmente del carbón.

La llegada del café al Cesar se dio como una alternativa productiva, expandiéndose en áreas rurales donde se entrelazan comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes. La caficultura se ha convertido en un eje de reconciliación social: aproximadamente el 50% de quienes participan en este sector han sido víctimas del conflicto armado colombiano, enfrentando desplazamientos y pérdidas que fracturaron la cohesión comunitaria. Es relevante subrayar que un 31% de la fuerza cafetera está conformada por mujeres, lo que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), representa una apuesta clave para el desarrollo sostenible, promoviendo el liderazgo y la autonomía económica femenina en el campo.

En el plano productivo, predomina la pequeña propiedad: existen alrededor de 9.114 caficultores cuyas fincas miden entre 1 y 3 hectáreas, lo cual muestra el valor del café para la resiliencia e ingresos de familias rurales frente a las actividades extractivas como la minería. El sector está experimentando una evolución hacia la calidad, con la diversificación hacia cafés especiales gourmet, adopción de tecnología para la transformación del grano y la creación de marcas emergentes que se suman al auge nacional e internacional por el café de alta gama. Este fenómeno está respaldado por la Asociación Colombiana de Cafés Especiales (Acecafés), que reporta un crecimiento sostenido del segmento gourmet desde 2015.

La caficultura en el Cesar ofrece, además, oportunidades para el turismo rural y la protección ambiental. Las zonas cafeteras coinciden con áreas de riqueza en biodiversidad y cultura indígena, creando posibilidades poco aprovechadas para la diversificación económica mediante el aviturismo y los recorridos culturales. Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia destacan las ventajas de potenciar la integración entre paisajes, biodiversidad y agricultura. A su vez, existen oportunidades de integración entre el sector minero y el agrícola a través de esquemas de compensación ambiental, un panorama favorecido si la Agencia Nacional de Licencias Ambientales aprueba inversiones de cerca de 900.000 millones de pesos en reforestación de café de sombra, según reporta El Pilón.

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Frente a estos avances, persisten retos significativos: la pobreza rural, el envejecimiento de los caficultores y la necesidad de atraer a nuevas generaciones son focos de preocupación. El fortalecimiento de políticas públicas en infraestructura, seguridad y asistencia técnica, sumado a la capacitación de jóvenes como baristas y catadores en ciudades como Valledupar, forman parte de las estrategias propuestas por expertos y asociaciones. Experiencias exitosas de otras regiones cafeteras, como el Eje Cafetero, pueden servir de referencia para maximizar el valor del café cesarense, integrando la marca, exportación y turismo en una estrategia cohesiva, conforme indica la Federación Nacional de Cafeteros.

Consolidar la identidad y narrativa del café del Cesar es indispensable para competir en el exigente mercado actual. Frente a la proliferación de marcas locales, la promoción conjunta puede evitar la atomización comercial, resaltando el diferencial de calidad, sostenibilidad ambiental y social. Así, el café emerge como instrumento estratégico para la paz y el desarrollo de una región que busca, con decisión, superar la dependencia del carbón y abrir un nuevo capítulo para su economía y su cultura.

¿Cómo pueden las comunidades indígenas y afrodescendientes beneficiarse del auge del café en el Cesar?

El crecimiento de la caficultura en el Cesar ofrece una nueva oportunidad para el bienestar de comunidades indígenas y afrodescendientes que tradicionalmente han habitado las zonas rurales de la región. Su participación directa en el cultivo y la comercialización del café puede representar una fuente de ingresos estable y sostenible, particularmente relevante en áreas históricamente afectadas por el conflicto armado y el desplazamiento. A su vez, la integración a la cadena de valor del café facilita la preservación y la valorización de sus tradiciones culturales, promoviendo el turismo y el reconocimiento de sus territorios.

Organizaciones como Cesore resaltan el potencial de la convivencia interétnica alrededor del café, lo cual fortalece el tejido social y fomenta la reconciliación. Involucrar a estas comunidades en procesos de formación técnica, en liderazgo y en la gestión de emprendimientos cafeteros permitirá que se conviertan en protagonistas del desarrollo rural, ampliando sus oportunidades y mejorando su calidad de vida dentro de un modelo económico más inclusivo.

¿Qué es el aviturismo y cómo se relaciona con la caficultura del Cesar?

El aviturismo consiste en actividades turísticas orientadas a la observación de aves, aprovechando la biodiversidad que ofrecen determinados ecosistemas. En el Cesar, muchas de las zonas dedicadas al cultivo de café coinciden geográficamente con hábitats de aves diversas, lo que abre la posibilidad de integrar la producción cafetera con el turismo ambiental.

El desarrollo de rutas de avistamiento de aves y experiencias de interacción con las culturas locales en torno al café puede incrementar los ingresos de los productores, dinamizar las economías rurales y fomentar la conservación de los recursos naturales. Instituciones como la Universidad Nacional de Colombia sugieren que esta sinergia entre turismo, biodiversidad y agricultura puede consolidar una identidad regional fuerte, diversificando el portafolio económico del Cesar y brindando nuevas perspectivas de desarrollo sostenible para el territorio.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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