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El foro reciente celebrado en Cali puso en primer plano la relevancia de la biodiversidad y de las finanzas verdes como herramientas clave para el desarrollo sostenible en Colombia. En este escenario, expertos y autoridades señalaron la insuficiente inversión que actualmente destina el país a la conservación ambiental, calculada entre el 0,2% y el 2% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra considerablemente baja frente a los compromisos adquiridos en encuentros internacionales, como la Conferencia de las Partes (COP) sobre biodiversidad. Dichos compromisos apuntan a multiplicar al menos por ocho la inversión para alcanzar los objetivos trazados hasta el año 2030.
Durante el evento se reveló que el 48% de la economía colombiana depende, en mayor o menor medida, de los servicios ecosistémicos, es decir, de los bienes y beneficios que proporciona la naturaleza. Esta estrecha relación convierte a la biodiversidad no solo en un patrimonio ambiental, sino también en un soporte indispensable para empresas grandes y pequeñas. En este sentido, una de las propuestas más destacadas fue la introducción de bonos y certificados de biodiversidad, inspirados en los bonos de carbono. Estos instrumentos permitirían cuantificar y reconocer el valor de los ecosistemas, así como abrir alternativas de inversión que aseguren fondos para la conservación.
El Departamento Nacional de Planeación subrayó que, con una asignación cercana al 2% del PIB —equivalente a más de 3.000 pesos anuales por ciudadano—, sería posible compensar el uso de la biodiversidad y crear un marco de sostenibilidad a largo plazo. Esta perspectiva coloca a la biodiversidad como un activo económico clave, cuya protección e inversión resultan no solo imprescindibles desde el punto de vista ambiental, sino también estratégico para el país. Asimismo, se recalcó que la experiencia internacional con herramientas como los bonos de carbono evidencia que los mecanismos financieros pueden ser determinantes en el impulso de la sostenibilidad.
No obstante, se advirtió que cualquier instrumento financiero, como los futuros bonos y certificados de biodiversidad, debe implementarse con una regulación sólida y políticas públicas efectivas, posibilitando la colaboración entre los sectores público y privado. Además, la educación y la sensibilización sobre el valor económico de los ecosistemas resultan esenciales para cimentar un cambio cultural hacia la sostenibilidad y consolidar el respaldo a largo plazo de las inversiones en biodiversidad.




Otra lección destacada fue la importancia de aprender de modelos internacionales exitosos, como el de Costa Rica, donde la integración de políticas de conservación con inversiones en biodiversidad ha fortalecido la resiliencia de los ecosistemas y favorecido el crecimiento económico sostenible. En conclusión, el foro en Cali dejó claro que es fundamental avanzar hacia la construcción y regulación de instrumentos financieros innovadores, apoyados en políticas públicas coherentes y educación ambiental, para que la biodiversidad sea considerada y protegida como un activo económico central para el país.
¿Qué son los bonos de biodiversidad y cómo pueden ayudar a la conservación?
La pregunta surge por el interés creciente en alternativas de financiamiento innovadoras que permitan proteger los recursos naturales. Los bonos de biodiversidad, mencionados en el foro y comparados con los bonos de carbono, están pensados como instrumentos que asignan un valor económico concreto a la protección y restauración de los ecosistemas. Su potencial radica en atraer inversiones privadas y canalizar recursos hacia la conservación, garantizando así la sostenibilidad de los proyectos ambientales. Comprender su funcionamiento y riesgos es clave para diseñar políticas públicas efectivas y evitar posibles distorsiones en los mercados ambientales.
Según lo debatido en el foro y documentos oficiales del Departamento Nacional de Planeación, este tipo de bonos implicaría una forma clara de traducir el valor de los servicios ecosistémicos en incentivos financieros, haciendo que la conservación deje de verse solo como un gasto y pase a formar parte de la economía nacional. Esta estrategia debería complementarse con una regulación rigurosa y una supervisión adecuada para garantizar su eficacia y transparencia.
¿Por qué es necesario aumentar la inversión en biodiversidad para el desarrollo sostenible?
La importancia de esta pregunta radica en la conexión directa entre la salud de los ecosistemas y la estabilidad económica a largo plazo. Dado que cerca de la mitad de la economía colombiana depende de los servicios ecosistémicos, reforzar la inversión en esta área no solo ayuda a frenar la degradación ambiental, sino que también sostiene actividades productivas esenciales para millones de personas. La experiencia internacional demuestra que mayores inversiones sustentan no solo la conservación sino la resiliencia económica ante desafíos ambientales crecientes.
El foro evidenció que invertir un porcentaje mayor del PIB en biodiversidad es indispensable para cumplir tanto con los compromisos internacionales como con las necesidades locales. No hacerlo implica un riesgo elevado para la economía y la calidad de vida, pues la pérdida de biodiversidad puede poner en jaque sectores productivos enteros y la provisión de servicios básicos derivados de la naturaleza.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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