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Subeditor     Abr 15, 2025 - 7:39 am

Con corte a marzo de 2025, los comerciantes colombianos reportaron un desempeño aceptable, según el análisis de la Bitácora Económica de Fenalco.

El 34 % de los encuestados afirmó haber vendido más que en el mismo mes de 2024, cuando solo el 16 % reportó incremento. Otro 42 % indicó ventas estables, mientras que el 24 % vio una disminución.

(Vea tambiénGuerra de Trump resultó impulsando negocio de mucha plata en Colombia (es 100 % legal)).

El impulso provino principalmente de la industria automotriz, productos de remodelación del hogar y tecnología como celulares y computadores. Esta recuperación también se explica por la baja base de comparación, ya que en marzo de 2024 las ventas cayeron un 5,6 %, según el informe del Dane.

Sin embargo, persisten grandes retos, especialmente por trabas logísticas en las importaciones desde China. Empresarios de sectores como ropa, calzado y farmacéutico denunciaron demoras de hasta un mes en la llegada de mercancía. Esto afecta lugares de gran comercio masivo como los San Andresito y otros espacios de comercio mayorista o minorista.

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Esta situación se debe a que las navieras chinas están evitando el Mar Rojo, utilizando rutas más largas alrededor de África, lo que encarece los costos y tiempos de transporte.

A pesar del buen abastecimiento de alimentos y ventas en supermercados, el crecimiento empresarial ha sido inferior al previsto.

El 66 % de los comerciantes no alcanzó sus metas del primer trimestre. La incertidumbre sobre el futuro se mantiene, aunque con un leve optimismo frente a meses anteriores, resalta el informe del Dane.

Por qué importaciones desde China significan más plata a comerciantes

El encarecimiento de las importaciones, especialmente desde China, está teniendo un impacto significativo en el comercio colombiano. En los últimos meses, múltiples factores internacionales, como la crisis en el Mar Rojo, han obligado a las grandes navieras a evitar rutas tradicionales por motivos de seguridad, optando por trayectos más largos alrededor del sur de África.

Esto ha provocado un aumento considerable en los costos logísticos y los tiempos de entrega. Para los comerciantes colombianos que dependen de productos importados —como ropa, calzado, tecnología y farmacéuticos— este fenómeno representa un golpe directo tanto a sus márgenes de ganancia como a su capacidad de responder a la demanda del mercado local.

Muchos empresarios han denunciado retrasos de hasta un mes en la llegada de su mercancía, lo que afecta directamente la planeación de inventarios, las campañas de ventas y la satisfacción del cliente. Cuando un producto tarda más de lo habitual en llegar, los comerciantes se ven obligados a posponer lanzamientos o promociones importantes, lo que debilita su competitividad. Además, al pagar más por el transporte internacional, se eleva el precio final de los productos, generando un aumento que muchas veces debe ser trasladado al consumidor.

Esto resulta en una menor disposición de compra por parte de los clientes, quienes ya enfrentan otras presiones económicas como la inflación o el bajo poder adquisitivo.

El efecto en cadena también se extiende a las metas de ventas. Aunque algunos sectores han reportado una leve recuperación, muchos comerciantes no lograron alcanzar sus objetivos en el primer trimestre del año. La incertidumbre por el alza de precios y la dificultad para reponer inventario han generado un ambiente de cautela. Los comerciantes están evitando hacer pedidos en grandes cantidades y están negociando más agresivamente con proveedores para intentar mitigar los sobrecostos. Sin embargo, no todos los sectores tienen la capacidad de maniobrar frente a estas dificultades, especialmente los pequeños y medianos empresarios, quienes dependen de condiciones logísticas estables para sostener sus operaciones.

Cuáles son los retos del comercio colombiano ahora

En este contexto, el comercio colombiano enfrenta el desafío de adaptarse a una economía global más volátil. Las dificultades con las importaciones no solo afectan los costos, sino también la reputación y la confianza del cliente final.

A largo plazo, si no se implementan estrategias logísticas alternativas o incentivos gubernamentales, muchos comerciantes podrían verse obligados a reducir su actividad, encarecer aún más sus productos o incluso salir del mercado.

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