Lorena Zuñiga, de Corinto (Cauca); Fernando Rojas, de La Macarena (Meta) y Manuel Díaz, de Cartagena (Bolívar) vienen de tres regiones muy diferentes y distantes entre sí, pero tienen mucho en común: son jóvenes, de municipios o barrios afectados por la violencia y le apuestan a construir paz y desestigmatizar sus territorios desde la comunicación y el arte.

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Este miércoles, Lorena, Fernando y Manuel se encontraron en Tumaco (Nariño) para conocer a dos jóvenes referentes nacionales: la futbolista Linda Caicedo y la atleta Valeria Araújo. Las dos deportistas fueron nombradas embajadoras del programa Jóvenes Resilientes de La Embajada de Estados Unidos, la Agencia para el Desarrollo Internacional de ese país (USAID) y la Fundación ACDI/VOCA.

Linda, bicampeona del fútbol colombiano, líder de las selecciones nacionales Sub-17, Sub-20 y en la mayor, y premiada por la Globe Soccer Awards como la segunda mejor futbolista del mundo en 2022, es la primera embajadora nacional del programa.

Yo no pensé que pudiera generar tanto con un simple deporte. Poder generales esto a ustedes me llena de mucho orgullo y de ganas de salir adelante”, dijo la futbolista de 17 años ante los aplausos de los asistentes y la ovación de los niños y niñas estudiantes del Colegio Inmaculada Concepción, en donde se realizó el evento.

Linda les recomendó “ganarse las cosas poco a poco, agarrarse de la humildad y la alegría que caracteriza a los colombianos, entrenar tanto lo físico como lo mental, y apoyarse siempre en la familia”.

Martha Valeria Araújo, por su parte, es una joven tumaqueña que en octubre pasado fue noticia al ganar medalla de oro en heptathlon en los Juegos Suramericanos. Con tenacidad y el apoyo de sus padres, Valeria sobrepasó el desplazamiento del que fue víctima junto a su familia y las dificultades económicas en un hogar que dependía de la pesca del padre y las labores comunitarias de la madre.

“Yo creo que no solo nací para cosas grandes del deporte, sino para lo que pueda hacer por otras personas, por servir. Por eso es un honor también que hoy los jóvenes de mi región me vean como una referente”, señaló.

La de Valeria es una historia que concentra muchas de las características comunes de los más de 3.000 jóvenes de Tumaco y 14.000 a nivel nacional beneficiados por el programa Jóvenes Resilientes. Esa estrategia busca fomentar en los jóvenes nuevos liderazgos y habilidades para la vida y crear ambientes protectores que habiliten el acceso a oportunidades económicas, de formación y de aprovechamiento sano del tiempo libre. “La participación y el liderazgo de Linda van a inspirar a muchos más jóvenes. Somos conscientes de las dificultades de regiones como estas y por esto estamos tratando de crear más oportunidades”, dijo Anu Rajaraman, directora de Usaid en Colombia.

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Para nosotros, los jóvenes son poderosos agentes de cambio y transformación social. Tienen la capacidad de imaginar un futuro diferente, soñar en el país que quieren y actuar para lograrlo. El papel constructivo de la embajada es el de apoyar esos sueños y amplificar esas voces”, señaló el embajador encargado de EE. UU. Francisco Palmieri. El embajador, además, insistió en el apoyo de su país en la propuesta paz total del presidente Gustavo Petro. “Vamos a buscar en nuestros proyectos y programas cómo apoyar esa meta. Apoyamos a la vicepresidenta Francia Márquez en todo lo que está haciendo para promover el desarrollo y la paz aquí en Nariño. El cambio tiene que ser con el gobierno y con el pueblo colombiano”, añadió.

Cambiar la imagen del territorio

Lorena, Fernando y Manuel son los líderes de tres colectivos de comunicaciones apoyados por Jóvenes Resilientes. Lorena, de 27 años, creó hace cinco la iniciativa Yo creo en Corinto, para visibilizar historias positivas de ese municipio del Cauca, marcado por el conflicto armado y los cultivos de uso ilícito. “Gracias al programa Jóvenes Resilientes nos capacitamos y pudimos comprar unos equipos para continuar nuestra labor de mostrar lo bonito que pasa aquí. Además, vamos a hacer un documental sobre lo que hay detrás de les montaña del municipio”, señala.

Fernando coordina el Colectivo Juvenil Fotoclub Macarena, que nació fruto de la pandemia y recientemente inició un proceso de formación para 60 jóvenes del Meta en producción audiovisual y marketing digital. “Desde el inicio la idea es promover la belleza del territorio para cambiar el estigma que vivimos. Por ahora vamos en el punto de capacitación, pero luego recibiremos la dotación con la que vamos a visibilizar la fauna y la flora y desarrollar proyectos culturales y artísticos”, añade Rojas.

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Y Manuel Díaz Polo creció en las faldas de La Popa, un barrio de Cartagena, que lejos de la imagen turística comercial, carga el estigma de ser escenario de la violencia y la ilegalidad. “Esa creencia es lo corriente. Por eso nuestro colectivo se llama Contra Lo Corriente, porque es la búsqueda es transformar las narrativas del territorio a partir de documentales y cortometrajes”.

El evento también resaltó la labor del programa Vamos Sumando, que este año ha brindado apoyo a más de 9.000 jóvenes para que puedan incorporarse como uniformados a la Policía Nacional de Colombia y a la Armada de Colombia.