Los incidentes se presentaron adentro del estadio Atanasio Girardot justo antes del clásico del elenco ‘verdolaga’ ante América de Cali, cuando miembros de ‘Los del sur’ enfrentaron a la Policía como rechazo al retiro de los incentivos económicos que les daba el equipo, como boletas, contratos y dinero ($ 1.200 millones por año), según lo dijo el propio presidente de la institución.

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En consecuencia, el compromiso no se pudo llevar a cabo y la Alcaldía de Medellín se puso del lado de los barristas, pues le exigió a Atlético Nacional que meta el reversazo y contente a los violentos para que estos no causen más disturbios.

De lo contrario, según avisó Daniel Quintero, alcalde de la ciudad, no le seguirá arrendando el estadio al equipo verde, que por ese motivo debió recibir en Barranquilla a Melgar de Perú en duelo de Copa Libertadores que ganó 3-1.

Ante este panorama, el comité de disciplina del fútbol profesional colombiano se pronunció con una serie de castigos: 3 fechas a puerta cerrada y 13 millones de pesos de multa para Nacional, así como 3 jornadas más de cierre para la tribuna sur.

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El comentarista argentino, conocedor de la problemática de violencia que gira alrededor del fútbol en su país, expresó en Blu Radio su rechazo a las medidas tomadas en contra de la escuadra ‘verdolaga’, pues consideró que los victimarios terminaron logrando su cometido.

“El mensaje nefasto que se da es que ganaron los que usaron la violencia porque el club termina siendo víctima del poder de la barra”, apuntó en principio.

Y lamentó que ahora los violentos tengan el control de la situación: “La gran conclusión de esto es: o arreglan con nosotros [los barristas] o no juegan de locales”.

“La barra quedó más vigente que nunca con su poder. Ganó la pulseada, pero ampliamente”, enfatizó.

Por último, rechazó la falta de solidaridad: “En lugar de que la Alcaldía y el club estén del mismo lado, terminan enfrentándose entre ellos y eso es lo que le da el poder a la barra, claramente”.