El juego tenía un pique especial por el antecedente de la final de la Copa Sudamericana del 2012, en la que los jugadores de Tigre dijeron haber sido amenazados y agredidos por supuestos agentes de seguridad privada del Sao Paulo en los camerinos del estadio Morumbí.

Los visitantes se negaron a volver a la cancha y el título se le otorgó a los brasileños, en medio del bochorno por lo ocurrido.

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Todo quedó ahí hasta que ambos equipos quedaron emparejados en la presente edición del certamen. La noche anterior, la hinchada local quiso impedirles el descanso con pirotecnia y ruido, y el día del partido las cosas empeoraron.

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De camino al estadio, los barristas de Tigre arrojaron piedras a un bus pensando que era el de los brasileños, tal como lo informó ESPN:

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Agustín Cardozo, jugador del club local, incluso puso en sus redes sociales una imagen mostrando los proyectiles con los que habían roto los vidrios del bus:

Para completar la faena, São Paulo derrotó por 0-2 a Tigre en la primera jornada del Grupo D de la Copa Sudamericana, y se situó en la cima de la clasificación con idéntico desempeño al Deportes Tolima, que a la misma hora derrotaba a Puerto Cabello en territorio venezolano. El ‘pijao’ será justamente el próximo rival de los argentinos.