Vanessa Córdoba se ha convertido en un nombre referente del fútbol colombiano. Su mayor cualidad está lejos de ser la hija del reconocido exarquero, Óscar Córdoba, y se enfoca más en su carrera deportiva como jugadora y también con una preparación en el sector de la gestión financiera y estructural del deporte.

Después de estar en México y varias ligas internacionales, regresa al fútbol profesional colombiano, para reforzar al Deportivo Cali, de cara a lo que será la Copa Libertadores 2022.

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La carrera de Vanessa inició en Independiente Santa Fe, para el año 2017, donde fue parte de la plantilla que se consagraron como las primeras campeonas de la liga profesional femenina de Colombia; luego su paso al fútbol español, en 2018 al Fundación Albacete, le permitió abrir sus horizontes, mientras ya iba desarrollando su carrera en la administración deportiva. Regresó a vestir los colores de La Equidad desde 2018 hasta el 2020 y su rendimiento la llevó a ser la primera colombiana en el fútbol mexicano.

En el 2021, empezó su travesía en la Liga MX Femenil y terminó siendo una gran ayuda para el conjunto mexicano que buscaba un refuerzo de lujo para el arco. Conquistó a la gente de Querétaro, pero un reto más importante se venía de cara al futuro. Jugar la Copa Libertadores con un equipo referente para ella y su familia. Aquí es donde se cruzan los caminos de Vanessa y Óscar. El legado familiar.

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Deportivo Cali confirmó el fichaje de Vanessa Córdoba para la Copa Libertadores 2022, donde será una de las piezas claves y acompañará a la guardameta Stefany Castaño, dos jugadoras de gran nivel y que se harán cargo de mantener en ceros el arco del cuadro ‘azucarero’. Un reto que tiene altos puntos para Colombia en el marco internacional. Los equipos del rentado local, llamados a ser favoritos en la cita continental, tendrán que contar con varios refuerzos, como es el caso de Viviana Acosta que llega de Santa Fe.

La historia de Vanessa empieza a pisar caminos que su padre ya anduvo. En 1988 Óscar Córdoba debutó como profesional en el Deportivo Cali, gracias a la confianza que le brindó el ténico yugoslavo Vladimir Popovic, en una época donde este país nutría a los equipos de jugadores y técnicos, para poder enfrentar los diferentes retos locales e internacionales.

Luego, Óscar tuvo la oportunidad de militar en Nacional, Deportes Quindío, Millonarios, Once Caldas y América de Cali para cerrar un primer ciclo en el fútbol colombiano y viajar a la Argentina para ser parte de uno de los equipos más ganadores en la historia del fútbol mundial.

Después de dos Copas Libertadores, una Copa Intercontinental y tres ligas locales, Óscar se despidió en 2001 del Boca de Carlos Bianchi, luego de ser catalogado el segundo mejor arquero del mundo, por debajo del alemán Oliver Kahn, y tomó rumbo a Italia para jugar con Perugia, donde tuvo un paso de seis meses antes de irse al Besiktas de Turquía y decidió terminar su carrera. Algo que cambió con el paso de los días.

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La oferta del Deportivo Cali para regresar a las canchas y terminar su carrera en el fútbol profesional colombiano se dio y logró firmar para jugar un semestre en 2008 y luego pasar a Millonarios donde finalmente cerró su carrera.

Óscar se ha dedicado a su familia, su carrera post-canchas y apoyar a su hija Vanessa que ha sido uno de sus pilares y además la que decidió seguir sus pasos para poder emprender su propio camino en el fútbol, donde ha logrado impactar dentro y fuera de la cancha con luchas que significan mucho para el rol de la mujer en la sociedad colombiana e implementar el deporte como una herramienta de construcción social.