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El Once Caldas se enfrenta a uno de los periodos más intensos y determinantes de su temporada, al tener programados seis partidos en poco más de tres semanas. Esta sucesión de encuentros incluye compromisos tanto de la Liga colombiana como de la Copa, sumada a la complejidad añadida de viajes a diferentes ciudades y un crucial enfrentamiento internacional ante Independiente del Valle, programado en el estadio Banco Guayaquil de Quito, Ecuador, para el 17 de septiembre. La situación se complica aún más por la delicada posición del equipo, actualmente en el último lugar de la Liga con apenas 3 puntos de 21 posibles, panorama que genera una presión extra tanto para el cuerpo técnico como para los jugadores (Dimayor, 2025).
La agenda del club refleja la intensidad del reto: tras la reciente derrota en casa frente al Tolima el 24 de agosto, el conjunto manizaleño debe enfrentarse como visitante al Pasto en la Copa el día 27. Posteriormente, tiene programado viajar a Bogotá para enfrentar a Independiente Santa Fe el 31 de agosto, y regresar a su estadio para jugar de nuevo ante Pasto el 2 de septiembre. La seguidilla continúa con compromisos esenciales por la Liga ante Deportivo Pereira (5 de septiembre) y Envigado FC (13 de septiembre), antes del crucial duelo internacional frente a Independiente del Valle. Todo esto, seguido de partidos adicionales frente a América y un nuevo encuentro con los ecuatorianos, el 19 y 24 de septiembre respectivamente [Datos provisionales].
Un factor de preocupación señalado por el cuerpo técnico reside en la frecuencia e intensidad de los traslados, que incluyen ciudades de diferente altitud y clima como Pasto y Bogotá, junto con el vuelo internacional a Quito. Estos factores pueden impactar negativamente el rendimiento físico y propiciar un aumento en la fatiga y las lesiones. Además, parte de este cronograma coincide con el receso obligado por las jornadas 17 y 18 de las Eliminatorias Sudamericanas al Mundial de 2026, en las que la selección Colombia disputará partidos contra Bolivia y Venezuela, afectando la planificación y disponibilidad de algunos jugadores [1].
En respuesta a la problemática del congestionado calendario, la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) ha dejado en claro la imposibilidad de posponer encuentros, argumentando compromisos nacionales e internacionales ineludibles. Para mitigar el impacto del desgaste, la entidad ha autorizado a los equipos inscritos en torneos internacionales, como el Once Caldas, la inscripción de hasta 35 jugadores, aunque la profundidad y calidad del plantel sigue siendo un desafío en sí mismo [Datos provisionales].




La situación del Once Caldas no es un caso aislado en el contexto del fútbol profesional. De acuerdo con evaluaciones conjuntas de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), la sobrecarga de partidos durante temporadas con ventanas de fecha FIFA y competencias continentales incrementa el riesgo de lesiones musculares y disminuye el rendimiento tanto físico como mental de los deportistas (FIFA Medical Report, 2024). La tendencia histórica del equipo a obtener resultados discretos, como muestra su reciente posición en la tabla, refuerza la gravedad del desafío.
La gestión estratégica de la plantilla, incluyendo la rotación de jugadores y la preparación física específica, se vuelve imperativa. Estudios de la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA) destacan la importancia de la recuperación activa y la prevención médica en contextos de alta exigencia competitiva (UEFA, 2023). El control administrativo y presupuestal del club también entra en juego, ya que las limitaciones económicas pueden reducir la capacidad de fortalecer el plantel o resolver con eficiencia los retos logísticos. La reiterada petición del cuerpo técnico para mayor flexibilidad en el calendario ha sido hasta ahora desestimada por la Dimayor, lo que añade incertidumbre respecto a la viabilidad del proyecto deportivo (El Espectador, agosto 2025).
En el plano estrictamente deportivo, el enfrentamiento contra Independiente del Valle es particularmente relevante. El club ecuatoriano se ha consolidado en los últimos años como una potencia en la formación y exportación de talento, obteniendo logros internacionales como la Copa Sudamericana. Enfrentarse a un rival de estas características exige al Once Caldas redoblar esfuerzos para aspirar no solo a resultados deportivos positivos sino a mejorar su proyección económica y reputacional, factores cruciales para la sostenibilidad futura del equipo (The New York Times Deportes, julio 2025).
En conclusión, el presente del Once Caldas refleja los desafíos crecientes a los que se enfrentan los equipos inmersos en múltiples competencias y los límites de la gestión deportiva y administrativa en entornos de alta presión. La respuesta del club en los próximos compromisos será fundamental para determinar no solo su desempeño en el campo, sino también su proyección en el contexto nacional e internacional.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Cómo afecta la altura de ciudades como Pasto, Bogotá y Quito al rendimiento deportivo?
La variación de altitud entre las ciudades en las que debe competir el Once Caldas incide directamente en el desempeño de los futbolistas, ya que el oxígeno disponible es menor en zonas de altura considerable como Pasto (2.527 msnm), Bogotá (2.640 msnm) y Quito (2.850 msnm). Este factor puede provocar cansancio, menor resistencia y dificultades respiratorias, lo que obliga a los equipos a implementar estrategias específicas de aclimatación y rotación del plantel para minimizar los efectos negativos.
Varios estudios médicos, incluidos informes de la FIFA, resaltan que la preparación física y la planificación logística adecuada son determinantes para reducir el impacto adverso de la altura. De ahí que equipos que no suelen jugar con frecuencia en estas condiciones enfrenten retos adicionales durante sus calendarios intensivos.
¿Qué impacto tienen los torneos internacionales en las finanzas y visibilidad de los clubes?
La participación en torneos internacionales como la Copa Libertadores o la Copa Sudamericana representa una oportunidad crucial para los clubes sudamericanos desde el punto de vista económico y de reputación. Más allá de los premios monetarios por avanzar en las fases, los equipos pueden captar la atención de patrocinadores, medios y potenciales inversionistas, aumentando su valor institucional.
En este sentido, los buenos resultados en competencias internacionales también facilitan la negociación de contratos de televisión y la venta de jugadores a otros mercados, dinamizando la economía del club y permitiéndole reinvertir en su infraestructura deportiva, preparación y formación de nuevos talentos.
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