Hubo un tiempo en que al Deportes Quindío no había que esperarlo meses o años para sonreír. El equipo de esta tierra le daba alegrías a su afición muy a menudo, incluso a los ocho segundos de haber empezado un partido, tal como ocurrió en el Centenario, aquel miércoles dieciocho de diciembre de 1996 cuando enfrentó a uno de los grandes del fútbol profesional colombiano. Qué tiempos aquellos.

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Muchos de quienes ahora escuchan del equipo amado, no tienen presente más de dos o tres nombres de los jugadores que integran el plantel, pero, en cambio, pueden recitar nóminas completas de la década de los ochenta y de los noventa.

A partir del 2000, con la llegada del actual dueño, han sido, sobre todo, como dice la canción de Sandro: “Penas y penas y peeeeenas…”. Con dificultad, el aficionado de cepa sabe y reconoce en vía pública alguno de los jugadores que actualmente visten la camisa verde de la ve amarilla.

El árbitro pitó, era miércoles. Cuando eso, los partidos se jugaban, sagrado, los domingos a las 3:30 y los miércoles a las 8:30. Ahora la bola rueda a cualquier hora, cualquier día, no importa si el público asiste, los derechos de transmisión mandan y el respetable obedece. Los católicos ya habían rezado dos novenas aquella Navidad, ‘Kunta Kinte’ Redín estaba en el centro de la cancha, de verde, verde Quindío, verde esperanza. La gente no se había terminado de acomodar en las graderías, algunos apenas estaban ingresando al Centenario.

Hugo Gallo le tocó el balón al ‘Beni’, cortico, como le gustaba al socio del ‘Pibe’ Valderrama en el Cali. Redín recibió y, con la izquierda, en línea recta,le pasó la pelota a Carlos Rendón, el sanjuanino a un solo toque y desde su propia cancha le hizo un pase de unos veinte metros a Héctor Hurtado; el habilidoso volante tulueño se la adelantó un par de metros a Redín que sacó un potente y bien ubicado zurdazo para que el balón volara unos treinta metros y se metiera junto a la base del vertical derecho de la portería juniorista, la sur del Jardín de América.

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Ese fue el gol más rápido, hasta hoy, marcado por un jugador del Deportes Quindío en el fútbol profesional colombiano. Fue también el gol más rápido que se había anotado en el retando nacional hasta que, en 2010, el argentino Ariel Carreño, jugando para La Equidad, a los 7 segundos, también contra el Junior, tumbara el récord del volante titular de la tricolor en el mundial del 90. En la noche del Centenario, el gol de Redín sería uno de los dos que la escuadra cafetera anotaría para igualar, al final del juego, a 2 con el equipo tiburón. El de Carreño con la casaca aseguradora bastó para que el equipo bogotano derrotara, por la mínima diferencia, a Junior.

Bernardo Redín anotó gol a los 8 segundos, en un partido del Deportes Quindío el 18 de diciembre de 1996.

Con el gol en la decembrina noche de alegría y buen fútbol en el estadio Centenario caería la marca del gol más rápido del rentado nacional, anotado por un quindiano, el ‘Pollo’ Díaz, también con el Deportes Quindío, tres años atrás.

El clan de los 10

Los estadígrafos nacionales coinciden en cuáles han sido los goles convertidos en la primera división del fútbol colombiano durante los primeros 10 segundos de juego.

1. Ariel Carreño, de La Equidad, el 25 de julio de 2010 a los 7 segundos.

2. Bernardo Redín, del Deportes Quindío, el 18 de diciembre de 1996 a los 8 segundos.

3. Armando ‘Pollo’ Díaz, del Deportes Quindío, el 29 de septiembre de 1993 a los 9 segundos.

4.Henry Hernández, del Cúcuta, el 12 de mayo de 2013 a los 9 segundos.

5. Ayron del Valle, de Millonarios, el 25 de agosto de 2018 a los 10 segundos.

6. Feiver Mercado, del Cali, el 15 de febrero de 2019 a los 10 segundos.

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Tiempos aquellos

La del campeón del 56 es una historia cargada de gestas y de incontables alegrías para la afición quindiana. La era Ángel es la de dos descensos y dos ascensos (uno que apenas duró cinco meses), la de jugadores con poco cartel nacional y si muy rentables para la contabilidad del club que los vende, porque está en todo su derecho, a muy buen precio después de formarse en el Quindío a costa de numerosas derrotas y la amargura de su sufrida hinchada.

Raro y eterno campeonato con final feliz

Cuando finalizó el partido del veloz gol de Redín, los aficionados se fueron felices para sus casas. Fue empate con sabor a victoria y frente a quien hoy suma trece títulos. Ese fue un torneo atípico, comenzó el 8 de septiembre de 1996 y finalizó el 21 de diciembre de 1997, duró dieciséis meses. Fue el campeonato número cincuenta de la primera división, se jugó en cuatro tiempos. El primero fue llamado Apertura, de septiembre a diciembre de 1996, Quindío fue quince de dieciséis con veintiocho puntos.

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Entre febrero de 1997 y abril de ese mismo año se jugó el que las directivas del fútbol colombiano llamaron Finalización. Se hicieron dos grupos de ocho. Quindío fue quinto se su lote con veinte puntos. Vino un cuadrangular final y entre julio y noviembre de 1997 se jugó el que fue llamado torneo Adecuación. Quindío hizo una buena campaña, clasificó a los cuadrangulares finales, fue primero de su grupo con doce puntos, superando a Once Caldas, Nacional y Deportivo Cali. 

Euforia, taquillazos, romería en el centro de Armenia por la calle 20 para comprar boleta. Del Quindío se hablaba en todos los medios. Jugó el 10 de diciembre contra Bucaramanga y perdió 2-1; luego, en el partido de vuelta en el Centenario, el 14 del mismo mes, empató a un gol. Bucaramanga iría a la final con América y el glorioso Deportes Quindío clasificaría a la copa Conmebol de 1998. Fin del sueño y de unos años maravillosos.

Quindío se hablaba en todos los medios. Jugó el 10 de diciembre contra Bucaramanga y perdió 2-1; luego, en el partido de vuelta en el Centenario, el 14 del mismo mes, empató a un gol. Bucaramanga iría a la final con América y el glorioso Deportes Quindío clasificaría a la copa Conmebol de 1998. Fin del sueño y de unos años maravillosos.