Las 6 clasificaciones de Colombia a los Mundiales de fútbol de mayores se han repartido así; Una en Bogotá, para el Mundial Chile 1962, y 5 en Barranquilla, para los Mundiales Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998, Brasil 2014 y Rusia 2018. No hay dudas de que en ‘curramba’ tienen razones y antecedentes para decir que son ‘la casa de la selección’.

Sin embargo, en los últimos procesos eliminatorios, cada tanto se abre el debate del cambio de sede para los partidos del equipo absoluto y siempre aparece la capital como opción fuerte. Y ahora, después de lo que se vivió en el inicio del hexagonal del Campeonato Sudamericano Sub-20, crecieron las voces que piden que El Campín sea considerado como el estadio para buscar la clasificación al Mundial 2026 a jugarse en Estados Unidos, México y Canadá.

En un segundo renglón aparecen Cali y Medellín, que también tienen afición futbolera, estadios de gran capacidad y que han sabido responder a los compromisos con ‘la tricolor’ de diferentes categorías, tanto masculinas como femeninas. Sin embargo, el debate se centra en Barranquilla y Bogotá, pero con ventaja para la capital del Atlántico.

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¿Bogotá o Barranquilla? Lo que tiene detrás el debate de ‘la casa de la selección Colombia’:

Uno de los argumentos más fuertes para afirmar que Barranquilla ha perdido ‘puntos’ como sede principal, es que en ese estadio no se vive la misma presión para el rival y en Bogotá sí. Incluso, en algunos partidos la barra visitante se escuchó más fuerte que los locales. Por eso, las redes sociales se han llenado de videos en los que se ve que el ambiente en el Metropolitano termina siendo un sitio de música, cerveza y baile, pero no tan futbolero como se esperaría.

– La plata

Pero también hay que decir que eso es lo que se busca con la sede en una ciudad como ‘curramba’, que no solo sea para un partido y que sirva como una experiencia completa para los aficionados y turistas. Además, desde los medios y ciudadanía barranquillera denuncian que la mayoría de boletas o entradas terminan en manos de personas del interior del país o de otros países, dejando entender que los barranquilleros no son los que están en las tribunas.

Este aspecto tiene un contexto que no se puede ignorar; el tema económico. Ya que los precios de las entradas son mucho más altos y solo puede acceder una reducida parte de los futboleros colombianos. Como ejemplo, en la última eliminatoria las entradas más económicas estaban sobre los 80.000 pesos (más 9.600 de servicio) y las más altas estaban en 420.000 pesos (más 50.000 de servicio).

Estos números no se pueden comparar con los precios que se tienen para el mencionado hexagonal Sub-20, que se disputa en el inicio del 2023 en Bogotá. Porque los precios empiezan por 30.000 pesos (más 3.000 de servicio) y llegando a 90.000 pesos (más 9.200 de servicio).

El condicionante económico lleva a que a los partidos de eliminatorias de Barranquilla vayan personas que no son tan futboleros, que están lejos de la presión que se vive cada 8 o 3 días en los estadios durante los partidos del FPC. Mientras que en el Sudamericano la boletería está más al alcance de la pasión y apoyo del pueblo.

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– La gente que va

De la mano con los precios altos y bajos, está la gente que va al estadio, algo que también se ha visto en muchos videos de redes sociales para criticar a Barranquilla. En los textos que acompañan estos clips, se afirma que al estadio de Barranquilla van ‘influencers’, ‘youtubers’, actores y actrices, personalidades de la farándula, políticos y personas de ‘alto turmequé’.

Esto no solo ocurre por el precio de la boletería, también influyen los compromisos que tienen los patrocinadores y socios de la selección Colombia, la misma Federación Colombiana de Fútbol y los organizadores del espectáculo, incluidos los gobiernos locales. Por eso, la respuesta de los medios y aficionados barranquilleros apunta a que se les deja poca boletería a las personas del común y que estas personas van a vivir su ‘carnaval’ en el Metropolitano y hasta, supuestamente, llegan al partido con tragos en la cabeza y no con el ambiente futbolero esperado.

– Afuera de la cancha

Sumado a todo esto que en Barranquilla se puede vender cerveza en el estadio de uno de los principales patrocinadores de la selección, mientras que en Bogotá no se permite la venta de bebidas con alcohol. Esto inclina la balanza ‘inclinaría la balanza’ a favor de Barranquilla, por lo que significa para el patrocinador vender su producto principal en el estadio.

Tocando el tema del ambiente y lo que se vive en las tribunas, también hay gran diferencia entre lo que se ve en Barranquilla por eliminatorias y lo que está pasando en Bogotá con el Sub-20. Ya que en los partidos en el Metropolitano se ‘vende’ una experiencia caribe y alegre, sobre todo para esos que pagan altos precios por entrar y vivir un evento de este tipo.

Esto es muy diferente a los cánticos futboleros, de cancha y contra los rivales, que se ven en Bogotá. Pero si las eliminatorias se jugaran en la capital, en Cali o en Medellín, seguramente el filtro de los precios llevaría a que el mismo público ‘menos futbolero’ se comporte similar a la fiesta barranquillera y no con la actitud que de presión de estadio que ahora se destaca de Bogotá.

– Los que mandan

Para finalizar el tema, dejando casi sentenciado que Barranquilla seguirá siendo la sede de la selección Colombia para el Mundial 2026, está la decisión de la Federación Colombiana de Fútbol, encabezada por Ramon Jesurún. Que no solo es barranquillero, sino que tiene relación cercana a la administración de la ciudad atlanticense desde que inició como directivo de Junior.

Y el mismo directivo, en medio de una entrevista con Win Sports, finalizando el año 2022, dejó claro que no tiene motivos para cambiar ‘la casa de la selección Colombia’: “Barranquilla seguirá siendo la sede de las eliminatorias, tenemos todas las condiciones, una excelente sede deportiva y no hay ningún motivo para cambiar a Barranquilla como sede”.

La gran conclusión es que, la gente que va a las eliminatorias, por las razones ya expuestas, no es la misma que va a este tipo de eventos de menor importancia y costo. Y nadie aseguraría que, cambiando la sede, también cambie el perfil de los asistentes a las tribunas de los partidos de ‘la tricolor’.

Eso sí, se debería probar ‘la rotación’ de sedes y desmentir eso de la diferencia de alturas entre las sedes elegidas, ya que en la clasificación al Mundial Catar 2022, Ecuador jugó en Quito (2.850 m.s.n.m.) y Guayaquil (4 m.s.n.m.), además Chile jugó en Santiago (570 m.s.n.m.) y en Calama (2.260 m.s.n.m.).