La salud mental no es un tema lejano ni exclusivo de los adultos. Hoy sabemos que niños y niñas también pueden lidiar con trastornos como la depresión o la ansiedad, aunque muchas veces sus señales se confunden con simples “etapas”, berrinches o cambios de humor que pasan por alto.
Según cifras del Ministerio de Salud (2024), en Colombia el 44,7% de los niños y niñas presentan señales de afectaciones en su salud mental. Esta cifra incluye a jóvenes de 17 a 24 años, adolescentes de 12 a 16 años y población infantil de 6 a 11 años.
A eso se suma el factor de las redes sociales. La exposición temprana a contenidos violentos, burlas, estándares irreales de belleza o incluso, el simple hecho de “no encajar” en lo que ven en pantalla, puede aumentar la ansiedad, afectar su autoestima y abrir la puerta a sentimientos de tristeza o frustración que no siempre saben explicar.
Según la OMS Europa (2024), uno de cada diez adolescentes tiene un uso problemático de redes sociales, presentando síntomas similares a los de una adicción digital: irritabilidad, falta de sueño y deterioro del bienestar psicológico. El tiempo excesivo haciendo scroll en las redes sociales se asocia con ansiedad, depresión y baja autoestima, especialmente en quienes ya enfrentan dificultades emocionales.
Hablar de salud mental infantil sigue siendo incómodo en muchos hogares, pero es urgente. Cuando la depresión aparece en la niñez y no se atiende a tiempo, puede afectar el aprendizaje, las relaciones futuras y el desarrollo emocional.
¿Qué es la depresión infantil?
La depresión en niños y niñas funciona de manera similar a la de los adultos, pero se expresa distinto. No siempre aparece como una tristeza evidente; en muchos casos se manifiesta como irritabilidad, cansancio constante o pérdida de interés por actividades que antes los emocionaban. Un niño deprimido puede tener dificultades para concentrarse, sentirse desmotivado o mostrarse más callado de lo habitual. Aunque en algunos casos los síntomas pueden ser pasajeros, cuando persisten o se intensifican logran interferir con su vida escolar, familiar y social.
Síntomas que pueden encender las alarmas
La depresión no se ve igual en todos. Algunos lloran con facilidad, otros se aíslan y hay quienes parecen estar permanentemente de mal humor. Señales como cambios en el sueño, en el apetito, el cansancio extremo o la baja autoestima también pueden estar presentes. Cuando estos comportamientos se prolongan por más de dos semanas, es importante prestar atención y buscar orientación profesional. A veces los síntomas son sutiles, pero el impacto en el bienestar del niño puede ser profundo.
Consejos prácticos si notas señales preocupantes según la EPS Famisanar
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Dedica tiempo para hablar con el niño o niñas y escuchar sin interrumpir.
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Evita minimizar sus emociones o responder con regaños.
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Busca ayuda profesional, incluso si los síntomas parecen leves.
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Acompáñalo en el proceso y mantén informados a sus cuidadores o docentes.
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No ignores frases como “soy una carga” o “no puedo más”.
A veces, un comentario así es un pedido de ayuda que el joven no sabe expresar de otra forma.
Líneas de apoyo en Colombia
Si eres adulto y necesitas orientación para acompañar a un menor, puedes comunicarte con:
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Línea 106 – El poder de ser escuchado
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Línea Púrpura Distrital: 01 8000 112 137
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Línea Calma: 01 8000 423 614
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Línea Diversa: 310 864 4214
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Línea Salvavidas: 317 766 8666
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Emergencias: 123
Cuidar la salud mental de los niños y niñas es reconocer que ellos también sienten, se frustran, se comparan y cargan con más cosas de las que muchas veces imaginamos. La buena noticia es que no están solos: con atención a tiempo, adultos que los escuchen y espacios seguros para hablar, pueden aprender a manejar sus emociones y crecer con herramientas para la vida.
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