La gran demanda de baterías que está provocando la electrificación de la industria del automóvil está provocando una “guerra química” o una “guerra de estándares” que está revolucionando el mercado.

Numerosas investigaciones avanzan hacia nuevas tecnologías como los electrolitos sólidos o las baterías de azufre o de metal-aire, de puntillas, y sin hacer mucho ruido las baterías de litio ferrofosfato (LFP) están ganando cuota de mercado.

Los cátodos de LFP están compuestos de hierro, fosfato, oxígeno y, a veces, una parte de manganeso además de sales de litio, separadores de polímeros, ánodos de grafito, colectores de corriente de cobre y aluminio y una carcasa de aluminio.

 Todos estos materiales son abundantes en la naturaleza, y la mayoría se extraen extensamente (o se sintetizan) a volúmenes relativamente altos en comparación con las necesidades actuales y futuras de los vehículos eléctricos.

Lee También

Baterías LFP en vehículos eléctricos 

En Europa y Estados Unidos se ha generalizado el uso de baterías ternarias con cátodos ricos en níquel, cuyo principal usuario es Tesla; buscando la máxima autonomía y rendimiento.

Sin embargo, en China, Europa y Estados Unidos la proporción de baterías LFP ha ido en aumento: Tesla comenzó a usarlas en las variantes de entrada de sus modelos y otros grupos automovilísticos como Renault, Volkswagen, Ford o Stellantis también han anunciado planes para usar LFP en los vehículos eléctricos de bajo coste.

Gotion High Tech planea comenzar la producción de una celda LFP con una energía específica de 230 Wh/kg a finales de este año. Una cifra que pone a la par esta tecnología con las celdas NMC actuales, que alcanzan entre 250 a 270 Wh/kg. Mientras, otras fuentes como, PushEVs afirman que el fabricante chino SVolt espera los 230 Wh/kg con sus baterías LFP el próximo año.

Síguenos en @zonacaptiva