Toda persona que tenga un automóvil tiene que hacerle un mantenimiento por lo menos una vez al año y, si se va a ir de viaje, antes de comenzar el camino para no sufrir percances durante el recorrido.

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Uno de los puntos más importantes a los que hay que ponerles cuidado son los frenos, ya que junto a la suspensión y los neumáticos son conocidos como el triángulo de seguridad del vehículo. Los frenos están compuestos por pastillas y los discos, los cuales con el tiempo se van desgastando debido al roce que tienen para disminuir la velocidad del automóvil.

Ante esto, las pastillas tienen una vida útil que cuando se cumpla toca cambiarlas para no hacerle más daño al carro o, en el peor de los casos, a los ocupantes dentro del mismo.

Cada cuánto hay que cambiar las pastillas de los frenos

Pese a que el desgaste depende del tipo de manejo y las distancias que se recorren en el auto, los expertos citados por el diario Auto Bild aseguran que un promedio para cambiarlas es de 60.000 kilómetros en las llantas delanteras y 120.000 en las traseras.

Sin embargo, agregó la página, hay que revisar periódicamente este elemento ya que si pese a que no se ha cumplido el kilometraje las pastillas ya tienen menos del 30 % del grosor, también es hora de cambiarlas.

La forma de revisar el grosor es mirando con una linterna a través de los huecos de los rines y si la pastilla ya tiene menos de 3 milímetros, es casi obligatorio cambiarlas de inmediato, tal como se explica en el siguiente video:

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Cómo saber si las pastillas de frenos están desgastadas

La forma más común de reconocer si las pastillas están desgastadas es que cuando el conductor pisa el freno, este hace un sonido chillón fuerte, que en la mayoría de ocasiones es molesto. Sin embargo, si el carro es nuevo, el sistema detectará la falla.

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Además de las pastillas, es recomendable revisar los discos y el líquido de frenos periódicamente o antes de emprender un viaje, ya que si alguno de estos tres elementos están desgastados puede representar un peligro en el camino, debido a que la reacción del carro podría ser más lenta al frenar o, incluso, hasta podría quedarse sin frenos, ocasionando una tragedia.