
Sutamarchán, conocido como la ‘capital de la longaniza’, se ha convertido en una parada obligatoria para los viajeros que visitan Villa de Leyva. Además de deleitarse con este embutido de fama internacional, los turistas aprovechan para disfrutar de las famosas picadas, una tradición gastronómica que se ha arraigado en la región.
Esta experiencia incluye una variedad de carnes como longaniza, morcilla, costilla de cerdo y res, acompañadas de papa criolla, plátano maduro, arepa boyacense y, por supuesto, el toque único del ají de la región, sumándose al afamado sabajón de feijoa de Tibasosa, como productos insignias de ese departamento.
Hay picadas en Sutamarchán desde 20.000 hasta los 114.000 pesos. Los precios varían dependiendo la cantidad de porciones y de comensales. Por ejemplo, el restaurante La Foguera maneja los siguientes costos:
- Picada personal: 22.000 pesos.
- Picada para 2: 43.500 pesos.
- Picada para 3: 65.000 pesos.
- Picada para 4: 86.500 pesos.
- Picada para 5: 108.000 pesos.
- Picada para 6: 129.500 pesos.
¿Dónde se originó la longaniza?
Aunque el origen exacto de la longaniza sigue siendo objeto de debate entre expertos culinarios, la evidencia histórica apunta hacia la península ibérica como su cuna. Se cree que este embutido, elaborado con carne de cerdo picada y adobada con especias, tiene sus raíces en la época romana, donde se elaboraban productos similares.
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De hecho, algunos historiadores relacionan la longaniza con la ‘lucanica’, una salchicha mencionada en textos romanos del siglo I a.C. Su nombre podría derivar de Lucania, una región del sur de Italia. Sin embargo, fue en España donde la longaniza floreció y se diversificó, dando lugar a las variedades que se conocen hoy en día.
¿Cómo llegar a Sutamarchán desde Bogotá?
Para llegar a este pintoresco destino, los viajeros tienen a su disposición dos rutas principales: la primera, a través de la Autopista Norte, tomando la salida hacia Tunja y continuando por la vía que conduce a Villa de Leyva . Esta opción, aunque un poco más larga, ofrece un recorrido con menos curvas y un paisaje más despejado.
La segunda ruta, un poco más corta, implica tomar la vía hacia Zipaquirá (Cundinamarca) por la Autopista Norte y luego seguir la carretera hacia Chiquinquirá, pasando por Ubaté. Esta alternativa, si bien atraviesa tramos con mayor número de curvas, permite disfrutar de hermosos paisajes montañosos y atravesar poblaciones con encanto colonial.
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