Las dos conclusiones principales de un estudio publicado a finales del año pasado en la revista académica Jama Neurology revelaron que dormir en exceso o muy poco puede ser perjudicial para la salud humana.

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Los investigadores evaluaron a más de 4.000 personas, con edades entre los 65 y los 85 años, identificadas como clínicamente normales (de acuerdo a la puntuación de clasificación clínica de demencia); y cognitivamente sin problemas (según el miniexamen del estado mental y la prueba de memoria lógica retrasada). Los participantes fueron analizados según sus hábitos de sueño, mediante imágenes cerebrales y pruebas cognitivas.

El estudio, aunque es netamente observacional, confirma hipótesis y refuerza investigaciones previas. Los resultados apuntan que un sueño demasiado corto (de seis horas o menos) se asocia con problemas de aprendizaje (sobre todo en relación con la memoria) y a un aumento de la proteína beta-amiloide, que puede formar placa cerebral (un sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer). Al contrario, un sueño demasiado largo (de nueve horas o más) complicaría la toma de decisiones en la cotidianidad, haciéndole más difícil discernir.

¿De qué forma se explica? Se conoce que entre las funciones del sueño está la reorganización del sistema nervioso, la recolección de restos celulares y de neurotransmisores para mantener en un buen punto el proceso que ayuda a concretar y fijar la memoria; explica el médico Luis Guillermo Duque Ramírez, PhD en neurociencias, especialista en medicina del sueño y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

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¿Se debe dormir siete u ocho horas?

El mayor consenso que existe sobre cuántas horas dormir está en que no hay un número “mágico”, esto en vista de que la necesidad de reponerse durante mucho o poco tiempo está determinada desde un punto de vista genético, es decir, por cómo está codificado su ADN.

“Hay dormidores cortos y dormidores largos”, lo que significa que hay quienes con cinco horas de sueño sienten que durmieron lo suficiente, mientras que hay otros que con diez horas les falta”, comentó.

Además, agregó que: “no hay un número exacto de horas, sin embargo; la recomendación es que los humanos deberíamos dormir entre seis y ocho horas por noche, lo que permite que se alcancen entre tres y cinco ciclos completos de sueño, que es el requerimiento de la especie”.

Durante algún tiempo se creyó que el sueño era un momento de inactividad total, no obstante, ahora se sabe que es un proceso casi tan activo y vital como tomar agua o comer; añade el médico Daniel Castro, magíster en neurociencia aplicada y asesor médico.

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“Cada persona es un mundo diferente, pero podemos acotar un poco más los rangos de horas de acuerdo a la edad”.

Así, continúa, para un adulto entre los 26 y los 64 años suelen ser apropiadas de 7 a 9 horas de sueño; para los adultos mayores de 65 años, lo son de 7 a 8 horas; mientras que los niños pequeños pueden necesitar muchas más, de 9 a 10 horas.