Pese a que culpar directamente a la producción de leche de almendras suena excesivo, lo cierto es que la gran mayoría de cultivos están destinados para este proceso del que ha crecido su demanda en un 250 % en los últimos 5 años, como informó The Guardian.

Los apicultores ahora alquilan sus colonias de abejas para que polinicen mega-granjas estadounidenses productoras de almendras, que son las encargadas de abastecer a más o o menos el 80 % del mercado (leche vegetal) a nivel mundial; de este modo, la producción de miel pasó a un segundo plano.

Aunque el negocio parece sencillo, el informativo recordó que estos insectos, que son vitales para el sostenimiento del planeta, necesitan desarrollarse en “entornos biodiversos” y al prestarse a dicha industria, son “obligadas a estar en monocultivos” que afectan su bienestar.

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Arp, el apicultor citado, le aseguró al medio que la primera vez que alquiló sus colmenas tenía una gran producción de miel y, entre ellas, había obtenido un aumento significativo de integrantes, pero al prestarlas perdió demasiadas a causa del varroa destructor, un ácaro parásito, que ataca de forma directa su sistema inmunológico y las devora.

Alejando un poco la amenaza mencionada, el experto también recordó que los cultivos masivos de almendras exponen a las abejas a pesticidas, enfermedades producidas por parásitos y las exponen a un habitad limitado.

“Mi patio actualmente está lleno de montones de cajas vacías, que solían contener colmenas saludables”, acotó.

Entre 2018 y 2019 murieron en pocos meses al menos 50 mil millones de abejas, es decir, que se están perdiendo más estos insectos en Estados Unidos que los animales criados para alimentar a las personas, como vacas, gallinas y peces.

“Es como enviar abejas a la guerra, porque muchas no regresan”, explicó Nate Donley, científico del Centro para la Diversidad Biológica, al diario.

Actualmente, el negocio de almendras sigue en aumento, pero se sabe que para que seguir produciéndolas de forma correcta se necesita que sus cultivos sean polinizados, lo que se convierte en una contradicción, pues el entorno no es seguro para las abejas y en algún momento se presentará un riesgo de extinción, y no solo para la industria.

Como es de conocimiento público, estos insectos son necesarios para el funcionamiento del planeta, tanto en cultivos como para el medio ambiente en sí; con esto claro, el planeta estaría cada vez en un riesgo mayor y no solo por la contaminación.