Muchas personas adoptan mascotas con el fin de tener una compañía. Sin embargo, con este propósito, a veces los seres humanos les asignan conductas que no son propias del reino animal. Humanizar perros y gatos – como se conoce esta práctica – puede tener consecuencias en el comportamiento y la salud psicológica de los “peludos”.

Mayormente, lo que sucede en estos casos es que los propietarios reflejan sus necesidades emocionales en los animales. A veces un perro o un gato se transforma en el hijo que no tuvieron o que perdieron. Esto implica una gran carga emocional para los animales. No humanizar a las mascotas representa todo un desafío, no declinar el afecto hacia ellas, también.

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El Grupo de Especialistas en Medicina del Comportamiento de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales señaló que el bienestar animal en el entorno doméstico debe estar regulado por tres pilares fundamentales: funcionamiento físico adecuado, estado emocional de las mascotas y poder mostrar conductas propias de la especie

Los especialistas señalan que no es lo mismo domesticar que humanizar. Este último concepto también se conoce como antropomorfización, que es imprimirle rasgos humanos a una animal o cosa.

Es común ver que celebran el cumpleaños de las mascotas o que sean sacadas de paseo en carritos de bebés. Para los estudiosos de la medicina veterinaria, estas prácticas constituyen serios problemas para perros y gatos. Incluso, los más extremistas lo consideran como maltrato animal.

Humanizar a las mascotas trae serias consecuencias

Nadie niega que perros y gatos necesitan de afecto, pero, a veces, la proyección emocional en los animales resulta enfermiza y constituye una suerte de maltrato.

Vestirlos, por ejemplo, les resulta estresante y les genera ansiedad, pues no es una conducta propia de su comportamiento. En ocasiones, las consecuencias pueden ser más graves e incluso físicas. Pues, algunas prendas les provocan problemas dermatológicos y la alimentación con comida de humano daña su sistema digestivo, entre otras.

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Estar constantemente en compañía de las mascotas también produce apego. La ausencia del humano, por más breve que sea, puede traducirse en estrés del animal y en destrozos en la casa. Esto debido a que la figura que les da seguridad no está presente.

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Todavía se puede corregir a la mascota humanizada

Lo primero que sugieren los especialistas es identificar el problema y asumir que se ha producido su humanización. Luego, se deben corregir ciertos puntos básicos, tales como:

·        La alimentación específica para cada especie.

·        La socialización con otros animales.

·        El desarrollo de los comportamientos propios de cada animal.

En algunos casos tal vez sea necesaria la intervención de un etólogo. Esta rama de la biología y de la psicología animal estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales y su entorno. También se especializa en el estudio del lenguaje corporal de los perros.

El etólogo se diferencia del adiestrador canino, pues este último prepara a la mascota para la obediencia en una actividad determinada.  

Los conocimientos en la salud animal han avanzado en las últimas décadas. Médicos y propietarios procuran brindarles lo mejor. A pesar de ello, encontrar el equilibrio entre el bienestar de las mascotas y evitar la humanización no es una tarea fácil, pues hay una diferencia muy pequeña

Referencias Bibliográficas