El fallecimiento de Galeano Giraldo, conocido popularmente como ‘Arlecho’, en el sector montañoso de Morrogacho, Cocora, ha causado una honda conmoción en la comunidad montañista y ambientalista del departamento del Quindío. De acuerdo con el reporte oficial citado por la Crónica del Quindío, su muerte ocurrió durante una caminata a 3.450 metros sobre el nivel del mar, atribuida a problemas cardíacos. Las complicadas condiciones del terreno y la dificultad de acceso al lugar propiciaron que la asistencia médica no pudiera llegar a tiempo, lo que llevó a que el cuerpo fuese encontrado únicamente al día siguiente por equipos de rescate, quienes finalmente lo trasladaron a la morgue de Calarcá para realizarle la necropsia correspondiente.
Este trágico suceso pone de relieve los riesgos inherentes a las actividades de montañismo y ecoturismo en ambientes de gran altitud y apartados de los centros urbanos. Cocora, zona que forma parte del Parque Nacional Natural Los Nevados, es ampliamente reconocida por sus paisajes y por albergar la emblemática palma de cera. Sin embargo, como enfatizan expertos en seguridad de montaña y la Sociedad Colombiana de Cardiología, factores como la hipoxia —falta de oxígeno en grandes alturas—, el esfuerzo físico prolongado y las variaciones climáticas representan riesgos serios, sobre todo para personas con antecedentes cardíacos o problemas respiratorios. Un estudio reciente de esta sociedad científica subraya que la exposición a alturas superiores a los 3.000 metros puede desencadenar episodios cardiovasculares severos, reiterando la urgencia de promover chequeos médicos previos y una preparación adecuada tanto para turistas como para guías.
Las voces de aquellos que conocieron a ‘Arlecho’ coinciden en resaltar su carácter alegre y solidario, además de su entrega a la promoción del respeto por la naturaleza. Su labor, como guía experimentado, evidencia el rol central del guía ambiental en las rutas de ecoturismo: más allá de conducir al visitante, el guía representa un vínculo entre el turista y el entorno, aportando conocimientos, fomentando el cuidado ambiental y, en muchos casos, auxilio en emergencias. Las numerosas expresiones de afecto tras su fallecimiento resaltan la dimensión humana y comunitaria de su liderazgo, así como la importancia de quienes facilitan la experiencia, seguridad y aprendizaje en destinos naturales tan concurridos.
Otro aspecto que arroja la tragedia es la marcada brecha en la capacidad de respuesta ante emergencias médicas en zonas rurales y montañosas de Colombia. Según un informe del Ministerio de Salud y Protección Social, la dispersión geográfica, la ausencia de infraestructuras adecuadas y la lejanía de puntos de atención dificultan de manera considerable el acceso a servicios de salud en regiones como Cocora. Ante emergencias, las labores de rescate suelen depender de recorridos a pie por terrenos hostiles o, cuando es posible, de apoyo aéreo, mecanismos que incrementan los tiempos de respuesta y pueden incidir directamente en la posibilidad de salvar vidas en situaciones críticas.
Por otro lado, su pérdida también impulsa la reflexión sobre la necesidad de robustecer la prevención y formación en ecoturismo de altura. Organismos como la Organización Mundial del Turismo sugieren avanzar en la adopción de protocolos obligatorios de salud, el fomento de exámenes médicos previos para guías y turistas, y la capacitación sistemática en primeros auxilios. Estas medidas buscan reducir la vulnerabilidad frente a eventos médicos inesperados y garantizar un desarrollo turístico más sostenible, en beneficio tanto de visitantes como de habitantes locales.
La historia de ‘Arlecho’ se convierte así en un llamado a fortalecer la interacción responsable entre los seres humanos y la naturaleza. No solo se trata de disfrutar los paisajes; implica también compromiso con la seguridad, la preparación y la protección del entorno natural y humano. Para el Quindío y regiones similares —donde la conservación de ecosistemas resulta esencial para la biodiversidad y el futuro del ecoturismo—, la experiencia de líderes como ‘Arlecho’ refuerza el valor del guía como figura indispensable en la construcción de un turismo consciente, respetuoso y seguro.
En definitiva, el episodio vivido en Cocora deja en evidencia, con profundo dolor, los desafíos que enfrentan el montañismo y el ecoturismo en zonas de altura en Colombia. Subraya la urgencia de reforzar la infraestructura de atención médica, promover la prevención y garantizar la sostenibilidad de los destinos naturales, buscando siempre salvaguardar vidas y proteger el invaluable patrimonio natural.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Qué medidas podrían tomar las autoridades para mejorar la atención de emergencias médicas en zonas montañosas como Cocora?
La dificultad de acceso a servicios médicos en áreas de montaña quedó evidenciada tras el fallecimiento de ‘Arlecho’. La dispersión territorial, la ausencia de rutas adecuadas para ambulancias y la dependencia de rescates a pie o en helicóptero limitan drásticamente la eficacia de una respuesta ante emergencias. Esta problemática afecta tanto a turistas y guías como a pobladores que puedan enfrentar situaciones similares.
La pregunta se vuelve fundamental ante el crecimiento del turismo de naturaleza en Colombia y la creciente exposición de miles de personas a zonas alejadas de infraestructuras urbanas. El debate gira en torno a políticas públicas e inversiones en tecnologías, capacitaciones y protocolos que permitan reducir los tiempos de atención y aumentar las posibilidades de supervivencia en eventos como el ocurrido en Morrogacho.
¿Por qué es importante realizar chequeos médicos antes de realizar actividades de montañismo o ecoturismo a gran altitud?
El caso de ‘Arlecho’ resalta los riesgos que representa la altitud para personas con antecedentes de salud específicos, especialmente en lo referente a patologías cardíacas o respiratorias. Tanto la Sociedad Colombiana de Cardiología como organismos internacionales recomiendan evaluaciones médicas previas, ya que la exigencia física y la hipoxia pueden desencadenar crisis graves que no se manifiestan en condiciones normales a nivel del mar.
En ese contexto, la conciencia y preparación previa no solo protegen a los visitantes, sino también a los guías y equipos de rescate, quienes enfrentan un mayor estrés al operar en alturas extremas. Por ello, fortalecer la cultura de prevención y promoción de la salud es clave para un turismo responsable y seguro en ecosistemas de alta montaña.
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