De acuerdo con la Gaceta Digital de la UNAM, este sentimiento libera noradrenalina y dopamina, generando disminución de los niveles de serotonina (en la sangre se comporta como una hormona y en el cerebro actúa como neurotransmisor) y vasopresina (aumenta la tonicidad de los vasos y disminuye el volumen de la orina).

“El enojo es una reacción que tiene el sistema nervioso central para manifestarse, estar en contra, evadir algún tipo de molestia y obtener algún beneficio. De hecho, llevado a cabo adecuadamente nos hace competitivos, y por eso resulta benéfico”, dijo Eduardo Calixto González, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

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El desagrado hace que las personas incrementen los procesos de memorización de manera inmediata y que se vuelvan más competitivas.

En los jóvenes, este sentimiento es más fuerte y se da con mayor intensidad que en los adultos de 35 a 40 años.

“Aquel que dura más tiempo enojado es porque está actuando o tiene un proceso de aprendizaje y le funciona estar enojado para obtener lo que quiere”, concluyó Calixto González.