Elizabeth Loaiza, modelo caleña reconocida en Colombia, ha asumido un rol fundamental en la lucha contra el uso perjudicial de biopolímeros, un problema de salud que aqueja a cientos de personas en el país. Su experiencia personal, marcada por una cirugía en 2021 para retirar biopolímeros de sus glúteos y la difícil recuperación posterior, la llevó a convertirse en una voz pública en favor de la prevención, la regulación y la aceptación de las secuelas físicas de estos procedimientos.
El relato de Loaiza trasciende su caso individual y pone de manifiesto una problemática sanitaria creciente en América Latina: el uso no controlado de biopolímeros, sustancias sintéticas como el polimetilmetacrilato (PMMA), para modificar el cuerpo por medio de procedimientos estéticos. En muchos casos, estos tratamientos se realizan en ambientes informales y sin supervisión médica, lo que incrementa significativamente los riesgos. De acuerdo con el “Colombian Journal of Plastic Surgery”, el 85% de los casos graves derivados del uso de biopolímeros en Colombia corresponden a intervenciones fuera de entornos regulados y profesionales, lo que puede llevar a inflamaciones, deformaciones severas e incluso daños irreversibles.
El riesgo asociado a estos procedimientos ha motivado la acción de distintas autoridades sanitarias. Datos recientes del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, recopilados a través de su Sistema de Vigilancia Epidemiológica, corroboran el aumento sostenido de afectaciones por biopolímeros y evidencian la urgencia de fortalecer campañas preventivas y regulaciones más estrictas. Por su parte, la Asociación Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva recomienda con firmeza acudir solo a profesionales certificados y rechazar el uso de este tipo de sustancias en el sector estético informal.
La historia de Loaiza no solo expone los riesgos médicos, sino también el reto emocional y social posterior al daño físico. Tras su recuperación y reconstrucción en 2023, la modelo eligió visibilizar su cicatriz como un acto de amor propio, promoviendo mensajes de aceptación y empatía. En sus redes sociales, invita a la reflexión sobre el valor de las marcas que quedan tras experiencias complejas, recordando que muchas personas llevan cicatrices por historias igualmente valiosas, como lo son las donaciones de órganos y otros procedimientos médicos. Este mensaje cobra relevancia frente a los comentarios negativos que ha recibido, ante los cuales responde reforzando el respeto y la dignidad de quienes atraviesan procesos similares.








Especialistas citados en la revista “Psychology & Health” destacan que figuras públicas como Loaiza tienen la capacidad de influir positivamente en la percepción corporal de la sociedad, incentivando el bienestar emocional tras intervenciones estéticas. Compartir relatos honestos sobre la recuperación, la aceptación y el perdón personal ayuda a romper el estigma y fomenta un sentido de identidad corporal más saludable, especialmente entre quienes han experimentado daños por el uso de biopolímeros.
En el contexto latinoamericano, la presión social por cumplir con estándares de belleza poco realistas continúa siendo objeto de debate. Según reportajes de medios como The Guardian, estos ideales contribuyen a la proliferación de prácticas peligrosas cuando la regulación y la información son insuficientes. La visibilización de historias como la de Elizabeth Loaiza representa un paso importante hacia la valoración de la diversidad corporal y la promoción de la seguridad y la responsabilidad en los tratamientos estéticos.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Qué son exactamente los biopolímeros y por qué representan un peligro en la salud estética?
Los biopolímeros son sustancias sintéticas, como el polimetilmetacrilato (PMMA), que se utilizan de manera frecuente para aumentar el volumen corporal en procedimientos estéticos. Aunque algunos biopolímeros tienen aplicaciones médicas controladas, su uso en ambientes informales o por personas sin capacitación puede generar demasiadas complicaciones. Estas incluyen reacciones inflamatorias graves, migración del material, deformaciones y, en ocasiones, daño irreversible a los tejidos. Es por ello que autoridades y asociaciones médicas advierten sobre los riesgos y llaman a buscar siempre tratamientos con profesionales certificados.
¿Por qué resulta importante visibilizar relatos de recuperación y aceptación corporal tras daños estéticos?
La visibilidad de relatos como el de Elizabeth Loaiza contribuye a la reducción del estigma social que enfrentan quienes sufren secuelas físicas tras procedimientos estéticos fallidos. Expertos en psicología de la salud sostienen que compartir experiencias de aceptación y amor propio ayuda a construir una comunidad solidaria e informada, que valora la diversidad corporal y el bienestar emocional por encima de los estándares de belleza rígidos. Esta visibilización fomenta la empatía, la prevención y el respeto hacia quienes atraviesan procesos de recuperación o reconstrucción.
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