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La educación inclusiva representa actualmente uno de los mayores retos para los sistemas educativos. Este paradigma exige repensar no solo los métodos de enseñanza, sino también la manera en que se entienden las relaciones dentro de los espacios escolares. Según la licenciada en educación especial y especialista en neuropsicopedagogía, Ximena Eslava, la inclusión no puede reducirse a que los estudiantes compartan un espacio físico: debe garantizarse una participación verdadera que reconozca y valore la individualidad de cada niño, respetando sus tiempos, habilidades y necesidades.
Este enfoque propone ir más allá de la integración tradicional del alumnado. Eslava afirma que, para lograr una enseñanza inclusiva, el sistema educativo está llamado a adaptarse y responder a la diversidad, desarrollando estrategias desde la planeación pedagógica que consideren las distintas formas de aprender y relacionarse con el entorno escolar. Así, cada estudiante, con sus particularidades, debe ser centro de las prácticas educativas.
Uno de los elementos destacados por Eslava es el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Esta estrategia consiste en planificar, desde el inicio, distintas alternativas pedagógicas que atiendan a las múltiples maneras en que los estudiantes pueden recibir, procesar y expresar información. Adopta el reconocimiento de la diversidad como un valor, dejando de lado esquemas rígidos que pudieran excluir a algunos niños.
Los retos de la educación inclusiva, sin embargo, no solo son académicos. En el plano emocional aparecen desafíos significativos. La especialista explicó, según recoge Noticiero 90 Minutos, que los niños muchas veces son estigmatizados o excluidos por comportamientos que no se ajustan a los estándares tradicionales del aula. Esta falta de comprensión puede generar aislamiento y frustración tanto en estudiantes con discapacidad como en sus familias y maestros.
En respuesta, se resalta la importancia de flexibilizar los currículos y construir ambientes abiertos en los que la diversidad sea entendida como una oportunidad de aprendizaje para todos. También se reconoce que las necesidades educativas especiales son cada vez más presentes y complejas. Para ello, la transformación institucional es fundamental, permitiendo ajustes constantes según las realidades del grupo.
El papel de la familia emerge como otro eje central en el proceso de inclusión. Ximena Eslava subraya que el acompañamiento familiar y la colaboración estrecha con docentes fortalecen la integración del estudiante. Cuando los padres participan activamente y buscan apoyos complementarios, el proceso educativo se vuelve mucho más efectivo. La comunicación fluida convierte al conjunto docente-familia en un equipo que orienta el desarrollo integral del niño.
A partir de su experiencia apoyando a niños con trastorno del espectro autista y discapacidad intelectual, la especialista sostiene que los mayores avances se logran con constancia, capacitación docente y acompañamiento emocional. Finalmente, Eslava invita a los educadores a no centrarse únicamente en diagnósticos o etiquetas, sino a reconocer el potencial, las fortalezas y el contexto único de cada estudiante. Destaca que la educación inclusiva es un compromiso ético y social, basado en el derecho a la educación, la empatía y el respeto por la diferencia, valores indispensables para una convivencia justa.
¿Qué es el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) y por qué es esencial para la inclusión?
El Diseño Universal para el Aprendizaje, conocido como DUA, es una estrategia mencionada en la entrevista a Ximena Eslava en Noticiero 90 Minutos. Consiste en planificar desde el inicio una variedad de recursos, actividades y formas de evaluación que aseguren el acceso y la participación de todos los estudiantes, más allá de sus diferencias individuales. A través del DUA, las escuelas pueden evitar enfoques rígidos y dar respuesta a las múltiples maneras en que los estudiantes aprenden, se mueven y procesan la información.
Esta herramienta resulta fundamental, ya que promueve entornos flexibles y adaptativos, minimizando las barreras que históricamente han excluido a buena parte del alumnado. Al centrar la atención en la diversidad, el DUA contribuye a que cada estudiante encuentre en el aula un espacio donde puede desarrollar su máximo potencial, haciendo realidad la visión de una educación verdaderamente inclusiva.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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