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Durante el mes de diciembre, diversas comunidades del departamento de Caldas se han sumido en la celebración de las tradiciones navideñas, enfocándose no solo en el embellecimiento de sus espacios, sino también en el fortalecimiento de la cohesión social. Según reportes de LA PATRIA, en Pueblo Nuevo, Pensilvania, un grupo de mujeres lideró la decoración navideña del corregimiento, integrando luces y velas en homenaje a la Virgen de la Inmaculada Concepción. Su dedicación fue reconocida por la comunidad, que valoró el empeño y la organización demostrados por estas lideresas locales.
Mientras tanto, en Manzanares, la pasión por el deporte persiste incluso en fechas festivas. En la segunda versión de “Navidad en Patines”, niños, niñas y jóvenes, respaldados por la Coordinación de Deportes y el Club Linces de Oriente, además del apoyo de la Policía Nacional, recorrieron las calles vestidos con prendas alusivas a la temporada y utilizando su equipamiento de protección. Esta iniciativa resalta la importancia de los espacios lúdicos y deportivos como motores de unidad y tradición.
El espíritu de colaboración también es visible en el barrio Restrepo de Anserma. Allí, residentes y el artista plástico James Hidalgo sumaron esfuerzos para pintar calles y murales con motivos decembrinos. El pesebre mural pintado por los niños demuestra cómo el arte puede ser un vehículo para preservar celebraciones tradicionales como la noche de las velitas. LA PATRIA enfatiza que la unión de vecinos y familias fue primordial para mantener viva la costumbre local.
La iluminación juega un papel central en estos festejos. En Marquetalia, desde hace una semana el municipio resplandece gracias a un completo sistema de luces que abarca edificaciones públicas, iglesias y calles. La iglesia Nuestra Señora de los Dolores, especialmente adornada, refleja el esmero puesto en cultivar los valores de encuentro y alegría propios de la Navidad.
En el corregimiento de Aguabonita, Manzanares, el encendido del alumbrado navideño atrajo a las familias, quienes, a pesar de la lluvia, celebraron el brillo de las figuras y luces que embellecen su entorno. Por otro lado, la emisora Voces FM en Manzanares llevó a cabo un concurso para premiar a las cuadras mejor decoradas, incentivando la participación y la creatividad de los vecinos. Villa del Sol se destacó como ganadora, obteniendo recompensas que iban desde alimentos típicos como natilla y cerdo, hasta obsequios patrocinados por entidades y comerciantes locales.
Tampoco faltaron las expresiones musicales. En Anserma, los coros infantiles de villancicos acompañaron el encendido del alumbrado navideño, una tradición que reúne a las familias en torno a la música y la devoción, especialmente durante el 7 de diciembre y la celebración de la Virgen. Así mismo, el conjunto habitacional Tahijara se esmeró en la organización del pesebre comunitario y la Novena de Aguinaldos, adornando sus espacios con luces y manteniendo la costumbre de rezar en colectivo.
En Aguadas, la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y el grupo Chat de la Aguadeñidad organizaron una alborada para dar inicio a la Novena de Aguinaldos. Desde las primeras horas del día, los habitantes recorrieron el municipio junto a los sacerdotes, cantando villancicos por las calles como símbolo de fe y arraigo cultural.
Frente a estos hechos, se evidencia que las celebraciones navideñas en Caldas no solo son expresión de fervor religioso y alegría, sino también de organización comunitaria, creatividad y solidaridad, fortaleciendo los lazos sociales y el sentido de pertenencia en cada localidad.
¿Por qué es importante la Novena de Aguinaldos en la tradición colombiana?
La Novena de Aguinaldos es una de las manifestaciones religiosas y culturales más arraigadas de la Navidad en Colombia, como lo reflejan los distintos eventos mencionados por LA PATRIA en municipios de Caldas. Se trata de un rito que consiste en rezar durante nueve días previos al 24 de diciembre, en honor al Niño Dios, reuniendo a familias y amigos alrededor del pesebre adornado con luces y decoraciones típicas.
Esta práctica va más allá del acto religioso: fomenta la integración comunitaria, la transmisión de cantos tradicionales como los villancicos y la vivencia de valores como la fraternidad y la solidaridad. El protagonismo de niños, líderes barriales y entidades culturales contribuye a perpetuar esta costumbre, fortaleciendo la identidad colectiva y el sentido de pertenencia regional.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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