Temblor, rigidez y lentitud son algunos de los síntomas que presentan cerca de 220.000 personas diagnosticadas con Párkinson en Colombia. Esta enfermedad, según datos entregados desde la Universidad Nacional de Colombia, es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzhéimer.

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No distingue entre hombres y mujeres y es más común que se desarrolle entre los 60 y 70 años de edad. El párkinson no se relaciona con antecedentes familiares y es ocasionada por una falla en los factores químicos encargados del funcionamiento de las células del cerebro, impidiendo que éstas cumplan con sus tareas. La motricidad es la principal afectada.

¿Cuáles son los síntomas iniciales de la enfermedad? Según el doctor Rodrigo Pardo, médico especialista en neurología y docente de la Facultad de Medicina de la Unal, “la pérdida o disminución acentuada del sentido del olfato, las alteraciones del sueño, cambios en el estado del ánimo como depresión y alteraciones en la frecuencia de la evacuación intestinal o estreñimiento son señales tempranas que alertan sobre la aparición del párkinson”, dice.

Esta se reconoce como una enfermedad esencialmente motora, es decir, que afecta la capacidad de movimiento en la persona que la padece, sin embargo, estos síntomas mencionados también se relacionan a la enfermedad.

Estos síntomas pueden manifestarse en las etapas previas a los cambios motores, que reciben mayor atención por parte de los pacientes o sus familiares como, el cansancio fácil, dificultad para moverse, lentitud y la aparición de temblor, principalmente en las manos lo que ocasiona incluso dificultad para escribir.

Normalmente, esta enfermedad afecta tan solo un lado de cuerpo y tras varios años se extiende hacia el lado opuesto, “este patrón es muy útil para diferenciar la verdadera enfermedad de Párkinson de otras patologías muy cercanas que deben tratarse de manera diferente” añade el doctor Pardo.

La aparición de temblor es sin duda el síntoma más visible y por ello el más perturbador, pero no es el más importante. La dificultad en el movimiento se debe a la lentitud y a la rigidez que caracteriza la enfermedad y que debe distinguirse de problemas articulares o traumáticos.

Una persona con párkinson se vuelve lenta, pierde la precisión en sus movimientos, luce encorvada al caminar y puede arrastrar los pies como si les pesara el cuerpo, incluso se quejan de inestabilidad, por lo cual es frecuente que sufran caídas. Adicionalmente, su rostro se torna también rígido o inexpresivo y el volumen de la voz disminuye.

Como todas las enfermedades neurodegenerativas, la Enfermedad de Párkinson es progresiva, por lo que requiere evaluación periódica y repetida.

Aunque en la actualidad no hay cura para la enfermedad, los tratamientos se centran en controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, pocas enfermedades neurológicas como esta muestran un desarrollo en investigación tan interesante lo que permite ofrecer a los enfermos tratamientos altamente efectivos con capacidad de controlar los síntomas, recuperar la función motora y disminuir la incapacidad durante muchos años, según datos de la Unal.

¿Qué debe tener presente el familiar o cuidador de alguien con párkinson?

La familia debe entender la enfermedad, las limitaciones motoras y otros síntomas que los pacientes sufren, como alteraciones del sueño y del ánimo y brindar un ambiente de soporte, de limitación del daño y contribuir a su inclusión permanente, facilitando, además, un ambiente propicio para el desempeño de sus habilidades.

Las personas que la padecen requieren un control médico cercano, un diseño de tratamiento individual por un médico especialista o experto y un programa de movimiento que se adapte a los hábitos y preferencias de cada quien, pero que incluye actividad física como deporte, baile, juego al aire libre, ejercicios de equilibrio y muchos otros.

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“Es importante prevenir caídas ocasionadas por la inestabilidad en la posición, atender los problemas de la evacuación intestinal, controlar la tensión arterial, proteger las articulaciones y la piel y de estimular el trabajo y la actividad intelectual”, puntualiza Pardo.

Finalmente, frente a algún signo de la enfermedad es importante consultar al especialista.