El componente desarrollado se usó en ratones, que consumieron alimentos con un alto contenido de grasas, y estos no acumularon calorías ni aumentó su peso, explicó Science Daily, medio que compartió la investigación.

Keating también dijo que la idea es descubrir si este mismo efecto se obtiene en los humanos y, de ser así, se estaría dando un gran paso para combatir la obesidad, enfermedad que sigue en aumento.

“Los hallazgos de este estudio podrían significar el desarrollo de un píldora que se centraría en la función de RCAN1 y puede resultar en la pérdida de peso”, detalló el investigador.

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Los resultados del medicamento, que ya fue completamente probado en ratones, también arrojaron que el cuerpo experimenta una tasa metabólica elevada y que se hace resistente a la obesidad, pues impide que el organismo asimile las grasas consumidas.

Según el estudio, el organismo empieza a funcionar de una forma tan correcta que gasta las calorías produciendo calor corporal y no las acumula. Además, transforma la grasa blanca (la almacenada) y la transforma en marrón (en la que se usa como energía).

“Redujo el almacenamiento de grasa en áreas peligrosas alrededor del vientre, por ejemplo. Y luego en el músculo, en realidad [causó] que los músculos quemaran más calorías en reposo”, concluyó el especialista de la Universidad de Flinders.