La causa más común del dolor de muela es la caries dental, que es una infección bacteriana que destruye el esmalte dental y la dentina subyacente.

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Otras causas del dolor de muela incluyen una empaste dañado, rechinado de los dientes, absceso dental, fractura dental, encías infectadas, y problemas de los senos paranasales.

El dolor de muela puede agudizarse cuando la zona afectada entra en contacto con alimentos fríos o calientes.
Si el dolor persiste después de que se hayan eliminado los estímulos ofensivos, existe una gran posibilidad de que el diente esté afectado.

En general, es importante mantener una higiene dental y visitar al dentista periódicamente para prevenir el dolor de muela y otros problemas dentales.

Remedios caseros para el dolor de muela

Existen varios trucos caseros para el dolor de muela. Algunos de ellos incluyen aplicar una compresa fría en la zona afectada, hacer enjuagues de agua con sal o peróxido de hidrógeno, masticar perejil, aplicar aceite de clavo o extracto de vainilla, o hacer infusiones de tomillo o té de menta.

También se pueden tomar analgésicos orales para aliviar el dolor. Es importante recordar que estos remedios caseros pueden proporcionar alivio temporal y no reemplazan la atención dental profesional.

Si el dolor de muela persiste o empeora, es importante buscar atención dental para tratar la causa subyacente del dolor.

¿Cómo hacer una compresa fría?

Para hacer una compresa fría para el dolor de muela, se puede utilizar una bolsa de hielo o una toalla empapada en agua fría.

El frío ayuda a contraer los vasos sanguíneos de la cara o la mandíbula y disminuir el dolor. Se puede aplicar la compresa fría en la zona afectada durante 20 minutos y luego dejar descansar la piel durante otros 20 minutos antes de volver a aplicar la compresa.

También se puede utilizar una bolsa de guisantes congelados o una toalla empapada en agua fría y exprimida para hacer una compresa fría.

Después de aplicar una compresa fría para el dolor de muela, se puede aplicar una terapia de calor en forma de una compresa caliente, como un paño húmedo tibio o una almohadilla térmica húmeda.

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Sin embargo, es importante recordar que la aplicación de calor puede aumentar la inflamación y empeorar el dolor si se aplica demasiado pronto después de la compresa fría. Por lo tanto, es recomendable esperar al menos 24 horas antes de aplicar una compresa caliente.

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