Robin Dunbar, profesor de psicología evolutiva de la Universidad de Oxford, recordó al medio que el contacto interpersonal es fundamental para los seres humanos, pues mejoran el estado anímico, reducen la ansiedad y estrés, y generan confianza.

Teniendo en cuenta lo anterior, Linsey Marr, especialista en ciencia de los aerosoles de la Universidad Estatal de Virginia, le dijo al informativo que ha estado haciendo cálculos con virus respiratorios para saber cómo podría darse el contacto para que el peligro sea menor.

Al parecer, si quienes se van a abrazar “tienen tapabocas, miran para lados opuestos, no tosen y hablan mientras se abrazan, el riesgo es muy bajo”, lo que no quiere decir que desaparece la posibilidad de contraer el COVID-19. Entre más rápido sea el intercambio, mejor.

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Pese a los datos proporcionados por Marr, Julian Tang, profesor de Ciencias Respiratorias de la Universidad de Leicester, se mostró más escéptico a romper la barrera de los 2 metros de distancia, pues recordó que, si el coronavirus se mantiene un tiempo en el ambiente, la proximidad hace que la posibilidad de contagio sea mayor.

No obstante, reconoció que, si la necesidad de la demostración es indispensable, la persona podría hacerlo como recomendó Linsey, solo que agregaría el contener la respiración desde que se empieza a acercar hasta que se aleja, puesto que el aire en el tapabocas viaja en diferentes direcciones.

Cabe mencionar que, en una entrevista con Pulzo, el epidemiólogo Leonardo José Núñez aseguró que los abrazos sin temor a contagio volverían hasta dentro de uno o dos años.