
Los conflictos en las interacciones sociales tienen un capítulo especial con un trastorno que llega a convertirse en una auténtica pesadilla para quienes están involucradas con quien lo padece.
Esto tiene que ver con aquellas personas que pasan por ‘conquistadoras’ en el amor, pero sobre quienes es clave poner la lupa para no caer en un círculo imaginario que sea mucho más complicado.
¿En qué consiste el trastorno de personas que cree que todos se enamoran de ellos?
La erotomanía ,también llamada ‘síndrome de Clérambault’ o ‘delirio erotomaníaco’, es un trastorno mental poco frecuente caracterizado por la creencia fija e infundada de que otra persona (a menudo alguien inaccesible, famoso, de estatus social elevado o incluso desconocido) está enamorada de uno, aunque no existan pruebas reales que lo respalden.




El núcleo del trastorno es un delirio de tipo romántico: la persona está convencida de que tiene una relación sentimental secreta con alguien, pese a que el objeto de ese delirio no lo reconoce, lo rechaza o simplemente nunca ha tenido contacto con ella.
Frecuentemente aparece junto con delirios de referencia: la persona interpreta eventos ordinarios (gestos, miradas, movimientos de objetos, titulares de prensa, números de matrícula de autos, etc.) como “señales” o “mensajes secretos” que la otra persona estaría enviando para comunicar su “amor”.
La creencia delirante es de curso crónico: no admite crítica ni duda, y cualquier hecho que contradiga el delirio es reinterpretado para ajustarse a él (por ejemplo, “eso lo hizo para no mostrarme su amor de forma abierta”).
En muchos casos, la obsesión se dirige a personas inaccesibles: figuras públicas (actores, políticos, celebridades), o alguien casado, de alto estatus social o con otros compromisos que lo hacen “inalcanzable” al sujeto.
Puede haber conductas de acoso o vigilancia: llamadas, mensajes, regalos no solicitados, visitas imprevistas, seguimiento en redes sociales u oficinas, intentos de acercamiento persistentes. Estas acciones pueden generar problemas legales o de seguridad para la persona objetivo del delirio.
Riesgos y complicaciones
- Comportamientos de acoso: llamadas constantes, mensajes, regalos no solicitados, vigilancia, visitas no autorizadas o intentos de contacto persistente.
- Problemas legales: esas acciones pueden derivar en denuncias por acoso (stalking) o violaciones de privacidad.
- Deterioro social y laboral: la persona puede perder relaciones, empleo, aislarse y tener conflictos con su entorno.
- Intensificación del delirio: en fases más avanzadas, el delirio puede transformarse en ideas persecutorias (venganza, traición) o incluir creaciones imaginarias más elaboradas (por ejemplo hijos inexistentes).
- Riesgo emocional: angustia, frustración, sentimientos de rechazo o humillación pueden desencadenar crisis emocionales o riesgo de autolesión.
¿Cómo diagnosticar la erotomanía y qué tratamiento existe?
No existe una prueba de laboratorio específica para erotomanía. El diagnóstico se basa en la evaluación clínica de un profesional de salud mental, aplicando criterios diagnósticos de trastornos delirantes (como en el DSM‑5) y descartando otras causas médicas u orgánicas. En cuanto al tratamiento:
- Medicamentos antipsicóticos: se utilizan para reducir el delirio y la agitación. Pimozida (un antipsicótico clásico) se ha usado en el pasado; actualmente se prefieren antipsicóticos atípicos (risperidona, clozapina, etc.).
- Terapia psicológica: especialmente terapias cognitivo‑conductuales adaptadas para manejar creencias delirantes, promover reflexión, reforzar la realidad y desarrollar estrategias de afrontamiento.
- Intervención integral de riesgo: vigilancia de conductas arriesgadas, límites legales, coordinación con redes de apoyo y medidas de contención en caso de conducta agresiva o de acoso.
- Tratar condiciones subyacentes: en erotomanía secundaria, es esencial manejar el trastorno psiquiátrico o la alteración orgánica que acompaña.
- En casos severos de riesgo para la persona o terceros, puede ser necesaria la hospitalización para protección.
El pronóstico varía: algunos pacientes responden favorablemente al tratamiento, especialmente si se interviene temprano, mientras que en otros el delirio puede persistir de forma crónica con recaídas.
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