Sinead Hudson, de 30 años, estaba disfrutando junto a su esposo las vacaciones de Año Nuevo en la paradisiaca isla de Ibiza, en España. Sin embargo, el 2 de enero empezó a sentirse débil, cansada, con fiebre y mucho malestar, publica el diario The Sun.

Tanto la joven británica como su esposo se tomaron pruebas de COVID-19 y ambos, vacunados, salieron positivos. Sin embargo, les llamó la atención que Sinead tenía síntomas, mientras que su pareja no.

Pasaron varias semanas y nada que a Hudson se le iban los síntomas de fiebre, cansancio y malestar general. “Estuve tosiendo y tuve mucha fiebre durante más de dos semanas”, dijo al medio británico.

A pesar de seguir con dichos síntomas, Sinead Hudson decidió hacerse otra prueba PCR de coronavirus y el resultado fue negativo. No tenía COVID-19, pero seguía sintiéndose muy mal. “Estaba tomando paracetamol para bajar la fiebre, pero tan pronto como me bajaba la temperatura, el efecto se cortaba y volvía a subir”, agregó.

Siguió pensando que era covid o algún otro contagio viral. Pero el 21 de enero, cuando tuvo 41 de fiebre, su esposo no se aguantó más verla sufrir y la llevó a un hospital en Ibiza.

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“Pensé que era solo una infección o un covid prolongado y quería que me dieron antibióticos para poder irme a casa, pero me dijeron que necesitaban averiguar cuál era la infección”, contó Sinead a The Sun.

Luego de 4 días hospitalizada y muchos exámenes médicos, una biopsia de médula ósea arrojó que tenía leucemia aguda. La joven inglesa no lo podía creer: “Todo se puso en blanco y mis oídos empezaron a zumbar. Sentí como si mi cerebro se hubiera detenido y no podía asimilar nada de lo que me estaba diciendo”, relató.

Al conocer el resultado, Sinead Hudson y su esposo viajaron de inmediato al Reino Unido, donde quisieron confirmar el diagnóstico. Allí, luego de otros varios exámenes, le dijeron que sufría de leucemia linfoblástica aguda, que según el mismo medio es una enfermedad provoca que la médula ósea libere glóbulos blancos antes de que estén listos, lo que hace que las personas que la padecen sean más vulnerables a infecciones.

“El coronavirus fue mi salvador por sacar esto a la luz. Creo que potencialmente ayudó a detectar las cosas muy temprano para mí”, dijo la joven, que inició de inmediato la quimioterapia. Por ahora su proceso avanza de manera correcta, pero deberá seguir asistiendo al tratamiento para superar del todo la dura enfermedad.