En los últimos años, Airbnb se ha vuelto un gran aliado de muchos viajeros, ya que muchas veces encuentran buen hospedaje más económico que un hotel y allí las personas tienen la posibilidad de cocinar y más, por lo que en cuanto a alimentación también se puede ahorrar un poco.
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Sin embargo, muchas veces las personas no se llevan una buena experiencia, teniendo en cuenta que el lugar está sucio, mal ubicado, huele raro o algo por el estilo, por lo que al final les toca incluso salirse para encontrar otras alternativas.
De hecho, una situación inusual le ocurrió a una mujer que arrendó una vivienda por esta aplicación, pues cuando llegó se dio cuenta que además de lo que ya había pagado, la propietaria del lugar le iba a cobrar de más si usaba ciertos elementos.
A mujer le tocó pagar más por usar las cosas de un Airbnb
La mujer, identificada como Joanna, montó un video a sus redes sociales en el que muestra que la propietaria le dejó unas notas por todo el sitio en el que decía que si usaba algunos elementos, tendría que pagar de más.
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Por ejemplo, si la mujer quería utilizar la lavadora, tendría que pagar un costo de 5 euros por cada lavada que hiciera. Además, había un baño, por ejemplo, que no se podía usar para hacer del “número 2”, pues si por alguna razón llegaba a taparlo, tendría que pagar 1.000 euros más al valor final del arriendo.
En cuanto al horno, la mujer le puso una nota que no podía cocinar ninguna carne de animal, mientras que en la sala también había una silla en la que no se podía sentar porque era de su esposo que ya había fallecido.
Finalmente, en algo realmente atípico, la mujer mostró una nota con respecto al wifi, pues ahí se explicaba que el primer día era totalmente gratis, pero en los siguientes de la estadía tenía que pagar 10 euros diarios por conectar los dispositivos.
Al final, la arrendataria aseguró que más allá de esas notas, igual cuando salió sí recibió un cobro extra de 740 euros porque, según la dueña, la viajera había utilizado la mesa de billar dos veces y lo supo porque “todo estaba en un lugar diferente”, así que debía pagarlos sí o sí.
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Ante esto, Joanna aseguró que se iba a quejar con la aplicación porque ella no usó nada y tampoco había forma de comprobar que así había sido, por lo que le parecía “ridículo” tener que pagar extra por algo que se supone que se puede usar cuando se arrienda directamente desde la aplicación.
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