
En la era digital, donde el celular se ha convertido en una extensión de la identidad de las personas, una nueva tendencia llama la atención del mundo tecnológico: la obsesión por mantener el teléfono siempre cargado.
Y es que no es raro ver personas con un cargador portátil en el bolsillo o buscando frenéticamente un enchufe en cualquier lugar público. Pero, ¿qué hay detrás de esta conducta que podría parecer exagerada para algunos?
La revista Men’s Health, dedicada a tratar diversos temas como la nutrición y el estilo de vida de los hombres, citó una psicóloga de Doctoralia —plataforma digital de salud muy conocida en el continente americano— que dio pistas de lo que estaría detrás.Según la experta, llamada Paloma Rey, todo está relacionado con una ansiedad moderna.
“Esto de preocuparse mucho por tener siempre cargada la batería del móvil podría ser una preferencia o una simple adaptación a la vida moderna, en la que estamos constantemente conectados y comunicados. Sin embargo, en algunos casos puede llegar a producir una obsesión y generar ansiedad ante niveles bajos de batería”, aseguró en el portal mencionado.
Para la psicóloga, la idea de quedarse sin batería no solo implica perder la capacidad de comunicación, sino también la sensación de desconexión social y profesional. Para muchos, el teléfono es la puerta de entrada a la información, al trabajo, las redes sociales, y, en resumidas cuentas, a la vida social.
Para la experta, ese fenómeno tiene varias características que lo explicarían. Entre ellas están las mencionadas por el portal:
Miedo a la desconexión
La tecnología ha creado un nuevo tipo de fobia: la nomofobia, que hace referencia al miedo irracional de estar sin el teléfono móvil. Cuando el nivel de batería comienza a descender, se activa una respuesta de estrés en algunas personas, similar a la que se experimentaría si uno perdiera su billetera o llaves.
Necesidad de control
Actualmente, se presenta una cultura donde la respuesta inmediata y la disponibilidad constante son valoradas. No es solo una cuestión de comunicación; es también un símbolo de estatus.
Tener el celular cargado se ha convertido en una especie de insignia de responsabilidad y proactividad. Las personas que buscan esta seguridad pueden sentir ansiedad al percibir que están ‘desconectadas’ o sin la capacidad de contactar con alguien en caso de necesidad.
En conclusión, y pese a que esta obsesión parece no tener consecuencias, los expertos advierten sobre la posibilidad de desarrollar conductas compulsivas, incremento de la ansiedad, y la erosión de la capacidad para desconectar y vivir el momento presente.
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