Por: CENET

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 17, 2025 - 3:50 pm
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Durante el actual Gobierno del Cambio, Colombia ha endurecido su compromiso con el aprovechamiento pacífico de la energía nuclear, dando pasos notables en la cooperación internacional y el desarrollo científico. Una muestra relevante es la reciente contribución de 2 millones de dólares al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), bajo la conducción del Ministro de Minas y Energía, Edwin Palma Egea. Esta transferencia no solo revierte el descenso económico prolongado de los últimos cinco años, sino que también establece una estrategia clara: fortalecer el área nuclear con propósitos científicos y humanitarios, específicamente orientados a la salud pública, tal como ha subrayado el presidente Gustavo Petro en la red X. Según indica el mandatario, la prioridad debe recaer sobre la aplicación de la energía nuclear para fines estrictamente pacíficos, poniendo énfasis en el combate al cáncer y el mejoramiento de la radioterapia en América Latina, temas ampliamente abordados por entidades especializadas como la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El Ministerio de Minas y Energía ejerce un doble rol crucial: no solo administra fondos, sino que regula y acompaña técnicamente los desarrollos nucleares dentro del territorio colombiano. De acuerdo con Juan Pablo Parra, coordinador del Grupo de Asuntos Nucleares de dicha cartera, esta función dual permite asegurar tanto el manejo responsable de materiales radiactivos como la articulación efectiva con proyectos internacionales que potencian la capacidad técnica nacional. Dicha regulación adquiere suma importancia, pues el uso de materiales nucleares exige observancia de estrictas normas internacionales que resguarden a la población y el entorno, tal y como reflejan informes de la Nuclear Energy Agency de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD).

Un hito que amplifica la repercusión de este esfuerzo es el reconocimiento otorgado al Instituto Nacional de Cancerología (INC) de Colombia como “Centro Ancla” regional en la iniciativa “Rayos de Esperanza” del OIEA. Esta designación acredita al INC como un punto de referencia para la formación de especialistas en oncología radioterápica y medicina nuclear en toda América Latina. Para Carolina Wiesner Ceballos, directora general del INC, este avance se debe a la combinación de políticas públicas sólidas y vínculos de cooperación internacional, traduciéndose en beneficios palpables para pacientes e investigadores colombianos y de la región.

El impacto trasciende la mejora asistencial directa; también posibilita el fortalecimiento de la física médica y la promoción de innovación tecnológica vinculada. El contexto regional es desafiante: América Latina aún presenta rezagos en infraestructura y personal entrenado en radioterapia, por lo que centralizar recursos y expandir la formación resulta fundamental para reducir las desigualdades en el acceso a tratamientos contra el cáncer, según lo documentado por la IARC y la OPS.

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Además, la decisión de Colombia de reactivar sus aportes voluntarios al OIEA evidencia una renovada vocación internacional. Los fondos entregados ayudan a diversificar los proyectos en campos como la seguridad alimentaria, la protección ambiental y la medicina. Bajo el liderazgo del Ministerio de Minas y Energía, el país pretende posicionarse como un eje relevante para impulsar agendas de regulación actualizada y desarrollo tecnológico, tal como respalda la documentación oficial del OIEA.

De forma complementaria, la tendencia mundial da cuenta de un renovado interés en la energía nuclear para aplicaciones sanitarias. Países de América Latina como Brasil, Cuba y México han robustecido sus redes de cooperación nuclear, lo que ilustra una potencial ruta para Colombia en busca de mayor integración regional. Este marco de referencia coloca la última acción colombiana como un parteaguas, fortaleciendo un modelo de desarrollo que entrelaza registros de soberanía tecnológica, cooperación internacional y humanismo en el ámbito sanitario, sin perder de vista la relevancia de mantener regulaciones sólidas y una ejecución ética y transparente.

¿Qué significa ser un “Centro Ancla” en el contexto de la iniciativa “Rayos de Esperanza” del OIEA?
La designación de un “Centro Ancla” dentro de la iniciativa “Rayos de Esperanza” del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) implica que la institución seleccionada, en este caso el Instituto Nacional de Cancerología (INC) de Colombia, cuenta con la capacidad técnica, docente y de infraestructura necesaria para brindar formación y apoyo a otros centros y especialistas en la región. Este estatus representa un reconocimiento a las políticas públicas y al compromiso de un país para fomentar el desarrollo de la oncología radioterápica y la medicina nuclear.
La relevancia de esta figura radica en que, a través del trabajo del INC como Centro Ancla, se amplifica el alcance de la formación y las buenas prácticas en radioterapia, facilitando el intercambio de experiencias entre países latinoamericanos. Esto redunda no solo en la mejora de la atención médica, sino también en la consolidación de redes de investigación y asistencia técnica en cáncer y tecnologías afines.

¿Cómo contribuye la regulación nuclear a la seguridad y salud pública en Colombia?
La regulación nuclear, responsabilidad principal del Ministerio de Minas y Energía, es crucial para salvaguardar la integridad tanto de la población como del entorno frente al uso de materiales y tecnologías nucleares. Garantizar el cumplimiento de estándares internacionales, como los definidos por el OIEA y la Nuclear Energy Agency (OECD), previene incidentes y minimiza riesgos asociados con la manipulación de fuentes radiactivas.
En el ámbito de la salud, una regulación rigurosa es indispensable para avalar que los procedimientos de diagnóstico y tratamiento basados en tecnología nuclear, especialmente en oncología, se realicen bajo estrictas medidas de seguridad. Así se asegura que los beneficios de estas aplicaciones lleguen a la población sin poner en peligro ni a pacientes ni a trabajadores o al ambiente circundante.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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