Cuando se está parado frente al árbol, es difícil ponderar la magnitud del bosque, así que permitámonos volar para entender la dimensión de lo que estos tres genios del tenis han logrado en su deporte.

Para junio del 2003, el tenis había visto varias leyendas hacer historia en el deporte blanco. Arthur Ash, Rod Laver, Björn Borg, Jim Courier, Andre Agassi, Pete Sampras, entre otros, habían dejado su huella en una de las disciplinas deportivas más elegantes. Sampras dominaba con holgura la tabla de ganadores de torneos Grand Slams (14) y para muchos era hasta el momento, el mejor de la historia.

Nadie sospechaba lo que estaba por venir. Roger Federer ganaba su primer grande sobre el césped británico y daba inicio a una era que aún no termina y que probablemente nunca se vuelva a repetir. A esta gesta se sumaba Rafael Nadal en el 2005, estrenándose en el olimpo tenístico al vencer en la tierra batida de París. Faltaba uno, Novak Djokovic. El serbio llegaba tarde a la fiesta y en el 2008 conseguiría coronarse en el abierto australiano.

Desde ese Wimbledon del 2003, se han disputado 66 grandes, de los cuales 55 pertenecen a este talentoso trío. Federer con 20, Nadal con 19 y Nole con 16, han empolvado el récord que sostenía Sampras, también conocido como Pistol Pete, y que en su momento, parecía casi imposible de alcanzar.

Es decir que en los últimos 16 años, solo 7 atrevidos tenistas han logrado irrumpir esporádicamente el dominio casi absoluto de estos tres genios. Si queremos dimensionarlo, podemos hacer el cálculo hacia atrás. Los 66 grand slams previos al primer triunfo de Roger, se repartieron en 25 tenistas diferentes.  

Se podría tener en cuenta los masters 1000, la cantidad de semanas como número 1 en el escalafón mundial, copas Davis, y aún así aparecen como dominadores casi absolutos. Sin embargo, el consenso principal se da en torno a los cuatro Grand Slams, que se llevan la principal atención de todos los seguidores.

Lo más emocionante es que pese a los años, los tres se encuentran activos y son protagonistas en cada uno de los eventos en que compiten. Verlos enfrentarse entre ellos es un privilegio, que muchas veces se extiende hasta sobrepasar las 4 horas de batalla tenística.

Somos muy afortunados en poder vivir algo como esto, lo cual contaremos a nuestros hijos y nietos con la certeza de que veremos varios cometas Halley, antes de volver a presenciar algo similar en el deporte blanco.

Sigamos disfrutando de esta bella hegemonía a la que todavía le quedan páginas por escribir.

Columnas anteriores

Fútbol, placer y negocios

Colombia, ¿país futbolero?

Tiger Woods, un ‘gamechanger’ como ningún otro

Y los Juegos Panamericanos, ¿qué?

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.