En los 90s, durante los años de mi infancia y parte de mi adolescencia, tuve que escuchar las voces de hombres, muchos hombres, saliendo del radio con el que mi padre se informaba sobre la actualidad colombiana.

Apenas despertaba mi papá sintonizaba su emisora favorita. Mientras mis hermanos y yo nos alistábamos para ir al colegio, de fondo escuchábamos las noticias, casi siempre tragedias: atentados terroristas, tomas guerrilleras o secuestros ¡Vaya manera de empezar el día! 

Y esas noticias las daban y comentaban hombres. Había una que otra mujer, pero no recuerdo que tuviese un rol protagónico. Parecía que estuviesen allí como un accesorio y ayudar a los hombres a lucirse.

Hoy la radio colombiana sigue siendo masculina. Es cierto que cada vez hay más mujeres dirigiendo o integrando mesas de trabajo, pero son una minoría. Lo triste es que muchas de quienes han logrado hacerse a un nombre y ser reconocidas han adoptado comportamientos autoritarios e implementado tácticas de miedo entre sus subordinados.

Por eso, muchas periodistas de mi generación solíamos decir que preferíamos trabajar con hombres, que lo peor que nos podía ocurrir era tener una jefe. 

Nada me alegra más que haber eliminado esta creencia de mi mente. Con el tiempo he comprobado que cuando las mujeres trabajamos juntas al servicio de una causa, nos olvidamos de nuestros egos y dejamos de intentar parecernos a los hombres, surge la magia.

Prueba de ello es lo que está ocurriendo con la industria del podcast de Iberoamérica. Aquí las mujeres no somos minoría. Hemos sido las autoras intelectuales de proyectos innovadores, arriesgados y con sentido.

Un ejemplo. Desde hace cinco años María Jesús Espinosa de los Monteros es la directora de Podium, la plataforma de podcast del grupo PRISA. Allí se ha rodeado de creadoras talentosas como Ana Alonso, directora de las ficciones sonoras, o Jimena Marcos, la editora jefe de la plataforma.

Además de crear podcast memorables, el caso de Podium me gusta porque muestra lo que puede llegar a pasar cuando las mujeres decidimos crear equipo, apoyarnos las unas a las otras, soñar y concretar esos sueños. 

Otro ejemplo fascinante es el de la uruguaya Martina Castro. Después de trabajar en la radio pública de Estados Unidos y de participar en la creación de Radio Ambulante, creó la productora Adonde Media, desde donde ha producido varias series destacadas como El Verdadero Robo del Siglo, su más reciente apuesta.

Martina también ha sido una de las principales promotoras del podcast en América Latina. Creó Podcaster@s para compartir conocimiento, generar alianzas entre creadores y elevar los estándares de la industria. 

Estos son solo algunos casos de decenas que se me vienen a la cabeza. De cada tres podcast que sigo al menos dos son conducidos por mujeres. La mayoría son narrativos, es decir, cuentan historias, que a mi juicio son sinceras, honestas y casi siempre, buscan darle voz a quienes pocas oportunidades tienen de ser escuchados.

Muchas de esas voces llegarán a los oídos de niñas que en el futuro se convertirán en periodistas, podcasteras y creadoras de contenido en formatos que aún no se han inventado. Esas niñas nunca entenderán cómo fue posible un mundo en el que las voces de las mujeres no tuviesen cabida.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.