Por un largo tiempo, las voces de los familiares, amigos y seguidores de ‘Marto’ fueron una sola, no porque estuviesen coreando sus canciones, sino por unirlas en oraciones que imploraban su pronta recuperación, una que demoraría en llegar, pero como resultado le daría un vuelco a su vida.

De julio a septiembre, el oriundo de Magangué estuvo batallando contra el COVID-19, lucha que le negó la posibilidad de sentir aquellos olores a mote de queso y tierra sabanera de los que habla en su composición ‘De Sincelejo a South Beach’, más el no poder despertar tempranito al lado de Samira Eljach Durante, su esposa; quien veló por que recibiera una buena atención durante todo el tiempo que estuvo internado en la Clínica Universitaria Medicina Integral de Montería.

En principio, el cantautor entró al centro de salud por complicaciones respiratorias, pero con los días la situación iría de mal en peor, pasando de una cama de cuidados intermedios a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde pasó 29 días, hasta el punto de requerir una transfusión de sangre.

Sería en esos momentos de angustia que, el galardonado por los Premios Luna como el ‘Creador del Porrock’, se adentró en un viaje espiritual que tuvo como final feliz su regreso a casa, pero no sin antes pasar experiencias que hicieron crecer su fe.

El 19 de septiembre, ya en mejores condiciones y reposado de esos meses difíciles, Martín Madera compartió en su página de Facebook que antes de ingresar a UCI escribió: “Jesús, salvador siempre conmigo”, y que a partir de ahí solo sería soñar con situaciones donde la Virgen María y su Santísimo Hijo aparecían juntando mucha gente, quizás las mismas que reunidas en sus casas oraban por su salud.

Dice también en su publicación que “es increíble, pero no era posible poder partir”, y es al leer esa frase que recuerdo el momento cuando Carlos Vives lo invitó a subir al escenario durante un concierto en Cartagena en el 2013, presentándolo ante el público como un juglar de aquellos que ya no se ven y poco se valoran; entonces pienso: este fue el renacer del artista magangueleño que, con seis décadas encima, se levantó de la cama de un hospital para seguir pregonando el folclor del Caribe Colombiano.

Finalmente no se fue y tenemos la oportunidad de valorarlo para que no pase como ocurre con muchos, que al partir es cuando se les da importancia… ya demasiado tarde.

Pero, ¿cómo renacerá su canto?

Ante lo acontecido y en el marco de la pandemia, es difícil pensar que su voz acompañada del sonido de la guitarra volverá a los escenarios en un futuro próximo, mas no sería raro que nuevos versos escritos por él marquen el inicio de nuevos intérpretes, así como pasó con su viejo amigo Vives, a quien le brindó la posibilidad de cantar “Déjame entrar”, una canción que lo haría ganador del Grammy Latino como compositor en el 2002.

Sin embargo, más allá de si llegan o no otros reconocimientos a su currículum, Martín ya triunfó ante la que pudo haber sido la prueba más exigente de su vida, en la que no desafinó ni bajó la guardia, sin importar el oscuro panorama que tuvo en frente.

Por eso, ahora que se siente más que nunca acompañado por la luz divina, se comprometió con escribirle canciones a Dios. Así pues, el cantautor que se hizo grande como el Magdalena y lleva el empuje del río en su ser, se mostrará en agradecimiento y le cantará con devoción a todos los que rezaron por su recuperación.

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